viernes, 31 de mayo de 2019

Cuando Ecuiador volvió a ser un paíse fallido

Mi hija fue becaria del gobierno ecuatoriano en Australia, y regresó a Ecuador tras 4 años de estudio, en un país difícil, donde vivió la discriminación, la cultura diferente, un modelo educativo extremadamente riguroso, donde los profesores eran semidioses y lo que aprendía era útil en cualquier parte menos en su país.
En todo aquel tiempo lo más duro fue sentirse nadie a pesar de haber llegado a ser campeona interuniversitaria de Tae Kwon Do de toda Australia.



Pero lo más duro fue regresar a un país, donde la realidad era otra.  Cuando se fue, se vivía un crecimiento económico, un despertar de la conciencia social, de la conciencia histórica, de la conciencia de la riqueza que poseíamos en el subsuelo, en el suelo, en a biodiversidad, en la diversidad cultural, en Sudamérica, a tal punto que nos convertimos en la Capital de Sudamérica al ser la sede de UNASUR.

Regresó a un país, donde la traición se volvió política pública, al igual que la mentira.  El presidente Rafael Correa fue reemplazado por su ex vicepresidente Lenín Moreno, por los seis primero años de gestión, hasta lo representó como su delegado ante ONU con todo pagado en Suiza.
Parecia ser el hombre una persona leal,  con el que podía contar, pues el 30 de Septiembre del 2010, los policías,  junto con la fuerza aérea del ejército, intentaron un golpe de estado, y  fue la mejor oportunidad para Lenín Moreno de reemplazar a Rafael Correa como presidente, pero no lo traicionó como lo habían hecho casi todos los vicepresidentes ecuatorianos en situaciones similares. A tal punto esto era común, que un presidente reelecto cinco veces, Velasco Ibarra, dijo que un vicepresidente en Ecuador era un conspirador a sueldo.
Pero en realidad la maldición de Velasco Ibarra, se volvió a cumplir.  Lenin Moreno llegó a la residencia de la mano de Rafael Correa, que figuraba hasta en la propaganda electoral como el predecesor y Lenín como el continuador de la llamada Revolución Ciudadana.
Pero ni bien subió al poder, todo cambió.  En lugar de continuar el proceso, de seguir con el llamado Socialismo del Siglo XXI, o socialismo latinoamericano, se pasó a los que era opositores de Rafael Correa.
Su programa de gobierno, por el que la gente votó, lo tiró al tacho de basura. Recibió a los banqueros,  a la oposición política, a los mayores adversarios de Correa, y con ellos pactó como descorreizar el país.
El mecanismo fue una consulta popular donde a partir de una mentira en la primera pregunta, que pedía que no prescriban los juicios a los violadores de más de 4500 niños, se escondían tres preguntas claves, la no reelección para los que habían sido electos en los 10 años de gobierno de Rafael Correa, la no vigencia de la ley de plusvalía que permitía a los ricos comprar las tierras próximas a las grandes obras del gobierno para revenderlas con grandes ganancias, gracias a la inversiones hechas con los impuestos y deudas que todos los ecuatorianos habíamos pagado y debíamos pagar.
Pero lo sustancial era cambiar el Consejo de Participación Ciudadana y Control social ,  que era un nuevo poder, que nombraba las autoridades judiciales, electorales, de garantías constitucionales y de control bancario, de compañías, comercio justo y medios de comunicación.
Estas autoridades fueron destruidas, y reemplazadas por otras en las que Lenín Moreno proponía ternas y de esos tres sujetos nominados por el presidente se tenía que elegir, y por supuesto los tres estaban en contra de Rafael Correa, y su proceso de la Revolución Ciudadana.
De inmediato,  con el cambio de los jueces, vino la persecución política mediante juicios, órdenes de prisión y sentencias convenidas con Lenín Moreno, que lograron destituir y apresar al Jorge Glas, el vicepresidente elegido junto con Moreno para gobernar el país, en las elecciones del 2017.
Desde el primer momento de su gobiern, Lenín Moreno declaró austeridad fiscal porque no le había dejado la mesa servida, esto es no le habían dejado dinero, sino deudas.   Esto se tradujo en despidos masivos de empleados públicos, falta de inversión estatal, ausencia de dinero, y de demanda en el país, lo que produjo deflación, es decir pérdida de la capacidad de compra y caída de los precios, la producción y la generación de empleo por falta de demanda.
La deflación, considerada por los economistas peor que la inflación, porque la gente no quiere comprar ni invertir pues es mas conveniente el dinero en el banco o fuera del país, que en circulación produjo que el crecimiento del país esté ahora en el cero por ciento, siendo la tercera peor economía de Sudamérica después de la de Venezuela y Argentina.
Mi hija al igual que la mayoría de los 20.000 becarios a las 100 mejores universidades del mundo, en el gobierno de Rafael Correa, se encontró con un país desmoralizado,  desanimado económicamente, pesimista, derrotado por la traición, por el engaño, por las frecuentes noticias de corrupción, por la desilusión.
Tras seis meses en que trató de impulsar la visa work and holiday con Australia para que los ecuatorianos puedan trabajar en Australia, si tienen entre 18 y 30 años con un examen de TOEFEL en inglés del 50%, pero la burocracia del Ministerio de Relaciones Exteriores y de Finanzas del Ecuador se movían a paso de tortuga.
Buscó empleo, y pensó que en las Naciones Unidas tendría oportunidad, pero descubrió que sólo podían trabajar allí los hijos de los ricos, de los apalancados políticamente y con 7 años de experiencia profesional, con buenos conocimientos inglés.   Era la corte de los ricos de Quito.
Buscó becas entre ellas a Korea, y descubrió que las becas habían vuelto a ser lo que siempre fueron, mecanismos mediante el cual las embajadas establecían relaciones con los grupos de poder en el país, becando a los hijos de los que tenían más influencias, no más méritos.   Es que esto ya era una tradición en Ecuador y todos los países del llamado Tercer Mundo, los estudios en el extranjero en países desarrollados, sirven para que el país que auspicia las becas, cree  influencia en el gobierno, familias, poderosas,  o los empresarios ricos, mediante la educación de sus hijos.
Ni siquiera para secretaria de una embajada, o empleada del Ministerio de Ambiente,  ni para nada vinculado con sus estudios tenía posibilidades. 
Su currículum parecía no tener valor, el graduarse en una de las 100 mejores universidades del mundo, era igual que graduarse en la Universidad de Guayaquil o de Esmeraldas que eran las peores del país, este país volvió a ser el país de los amarres, de las relaciones, de las influencias, de los sobornos económicos, políticos, sociales e incluso sexuales.
Regresó a Australia para trabajar por un año que le permitía una visa que logró, en ese año se ha autofinanciado el trabajo en la Fundación Ecotrackers, de la que es su vicepresidente y con novio que es norteamericano y director de proyectos de la Fundación, siguen impulsando el turismo inteligente entre Ecuador y Australia, para enviar a Australia personas que quieran trabajar por un año en trabajos manuales, y de Australia vendrían voluntarios, pasantes, investigadores y estudiantes de español.  Se autofinancia mediante su trabajo en restaurantes y hoteles, lo que le sirve para darse cuenta de las dificultades que enfrentarán los ecuatorianos que viajen y trabajen con las visas Work and Holiday en Australia.
Para los Australianos, buscó y creó posibilidades de investigaciones, prácticas, voluntariado y estudios en Galápagos, con la Universidad Central.  la Reserva Marina Galera San Francisco, Chiguilpe en la comunidad de indígenas Tsáchilas de la provincia de Santo Domingo, en Quilotoa en la comunidad indígena de los Panzaleos en los Andes y en Arajuno en la Amazonía, con la Universidad Central más 4 comunidades indígenas y de viajar al Amazonas por el Río Morona, con la fundación Ecomorona.
La denuncia de corrupción en los Ina Papers, que prueba que Lenín Moreno ya era un  corrupto, traidor, desleal desde el 2012 y la demora del la fiscalía en investigar estas denuncias, era la prueba de que Ecuador volvió a ser un país de mierda.

Hoy como quizás la mayoría de ecuatorianos, resiste con valentía, hasta que se le acabe el tiempo a uno de los peores gobiernos de elección popular, desde el fin de las dictaduras en 1979.  El mayor daño que le está produciendo este gobierno, es sobre todo el daño moral, pues la traición, la mentira, el engaño, apadrinado por la los medios de comunicación, le han llevado a este gobierno a tener tan solo un 8% de credibilidad, la más baja credibilidad en la historia reciente.  Pero lo peor es que en la vida cotidiana, la mentira sea como mentirillas o como mentirotas, se ha vuelto parte del día a día, la traición a la pareja, a los amigos, a cualquiera, se ha vuelto rutina, que resta credibilidad a la palabra de un ecuatoriano. 
Hoy podemos reconocer que el mal ejemplo del gobernante se convierte en patología social, y eso se ve en  Argentina, Brasil,  Honduras, Guatemala, Salvador, Colombia, Venezuela, Perú, donde al igual que Ecuador, pero con menos descaro,  la mentira, la xenofobia, el femicidio, la violencia, el desempleo, la falta de trabajo, se produce y reproduce al vivir la desilusión después de cada elección.





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