¿Al fin qué pasa con Lenín Moreno? En informaciones que corrieron en chats privados, el fin de semana, se dijo que el expresidente ecuatoriano había dejado Estados Unidos y se había establecido en Asunción, Paraguay. Algunos se aventuraron incluso a decir que su salida correspondía a que él temía perder la visa, porque la administración estadounidense, por razones que no se decían, no deseaba verlo más en ese país…
Andrés Michelena, amigo del ex presidente y ex ministro en su gobierno, sonríe al teléfono. Esos escenarios le parecen cinematográficos, pero ajenos a la realidad que él está viviendo al lado de Lenín Moreno. Es verdad que están en Asunción. Él por trabajo, pues dice tener una empresa que vende, en algunos países, soluciones para que los medios moneticen sus plataformas digitales. Moreno llegó a Paraguay en la semana del 9 de enero para establecerse en ese país. Michelena evita ser tajante y morigera la afirmación: Moreno estará en Paraguay, con su esposa, pero regresará a Estados Unidos cada cierto tiempo. Para ver a sus nietos.
Moreno llegó a Paraguay en el marco de las labores encomendadas por el secretario general de la OEA, Luis Almagro. Lo designó comisionado para Asuntos de Discapacidad. No es un cargo. Tampoco recibe honorarios por aquello. Entonces, ¿por qué aceptó Moreno? Michelena dice que vivir en Estados Unidos es sumamente costoso. Que Moreno solo cuenta con su pensión de expresidente y honorarios de la Universidad Internacional de Florida que lo había invitado formar parte de su programa en materia de democracia. Moreno fue profesor desde agosto hasta diciembre pero, tras el regreso de vacaciones de fin de año, no renovó su contrato. De todas maneras, ese ingreso y la pensión no le permitían costear el ritmo de vida en Miami.
¿Por qué, en esas condiciones, no regresa a Quito? En Ecuador -responde Michelena-, ya se hizo la Misión Manuela Espejo. Y eso es lo que Moreno piensa implementar en algunos de los 46 países que comprende la región de América Latina y el Caribe. En su decisión también pesó -dice- la amistad profunda que tiene con el presidente paraguayo. Los dos se cuentan entre los fundadores de Prosur; un organismo creado en 2019 para coordinar políticas públicas, defender la democracia, la agenda social, la separación de poderes y la economía de mercado.
Luis Almagro, según Michelena, escribió en enero al presidente paraguayo para solicitar que acoja al expresidente ecuatoriano y le dé todo tipo de facilidades como su comisionado. Mario Abdo Benítez debía recibirlo hace un par de semanas, pero tuvo Covid y volvió a dar positivo la semana pasada: no asistió por esa razón a la reunión de Prosur que se realizó en Cartagena el pasado 27 de enero. Eso explicaría por qué incluyó a Lenín Moreno en su agenda apenas volvió a sus labores ayer, 31 de enero. Encuentro que quedó registrado en las cuentas de la Presidencia de Paraguay. En su intervención, el presidente Mario Abdo le agradeció como “Enviado Especial Comisionado” de la OEA por haber elegido Paraguay para abrir la oficina de Asuntos de Discapacidad de la OEA y trabajar, desde ahí, para toda la región.
En la versión de Michelena quedan algunos cabos sueltos. Es un hecho que Lenín Moreno no quiere regresar a Ecuador. La Fiscalía lo incluyó en investigaciones por las comisiones que se cobraron para la concesión de un préstamo de China para la construcción de la hidroeléctrica Coca Codo Sinclair. El monto podría girar alrededor de los 80 millones de dólares.
Es curioso, igualmente, que Moreno haya decidido ir a vivir a Asunción, como comisionado de la OEA, cuando esa tarea es totalmente honorífica. Asunción, por sus características, no corresponde al prototipo de ciudad preferido por él y su esposa. En 2013, cuando pudieron optar y obtuvieron, en forma ilegal, fondos del Estado por parte de Rafael Correa, escogieron vivir en Ginebra, Suiza. El costo de vida en Estados Unidos, tratándose de un expresidente, y más aún un expresidente teóricamente amigo de ese país, es un argumento insuficiente para explicar su salida de Estados Unidos. Los expresidentes siempre tienen algunas flechas en su aljaba.
Esta no es, por supuesto, la primera historia que involucra al ex presidente ecuatoriano en la cual hay cartas tapadas. Eso deja una enseñanza: en su caso, las versiones nunca bastan para dar cuenta de lo que es. Y de lo que hace.
Foto: Presidencia de Paraguay.
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