Cómo afecta el colapso económico de Ecuador a Guillermo Lasso y Andrés Araúz en la elecciones de Ecuador?

 América Latina es más susceptible a las pestes que a las guerras.

  La pandemia  por el civid 19 ha  significado mas muertos y enfermos que en ningún otro momento de la historia registrada de Ecuador y la región, desde la gripe española. 

 Es posible que el sarampión que llegó antes de  Pizarro  fue el origen del fin del  Incario, pues se cree que mató a Huayna Capac y su muerte  condujo a una guerra entre los herederos, Atahualpa y Huáscar, que facilitó la conquista de Francisco Pizarro. 

De igual manera la sífilis, y la viruela marcaron el comienzo del fin del Imperio Español en América, que junto con las guerras napoleónicas y las nuevas leyes de impuestos, luego de la derrota de Napoleón, para refinanciar las coronas española e inglesa, marcaron el inicio de las guerras de independencia en América, a pesar de que ya en 1805 se inició la vacunación contra la viruela en los Virreinatos de Sudamérica. 

La malaria y la fiebre amarilla, que obligaron a Suez y a Francia a desistir de la construcción del Canal de Panamá, le permitió a Estados Unidos hacerlo, y cambió las relaciones entre Estados Unidos con América Latina, por eso llegó a Guayaquil la Misión Rockefeller  con el famoso científico Noguchi, a combatir la fiebre amarilla, que terminó con  el boom del cacao en Ecuador, cuando era el primer exportador mundial, que también se la combatió en Cuba, y en Panamá. 

 Este canal, mas la fiebre del caucho en la Amazonía, la explotación de petróleo en Mexico y Venezuela, cambiaron la relaciones económicas y políticas de America Latina con Estados Unidos, que nos convirtió en su patio trasero.

La gripe española devastó la Amazonía, nadie sabe cuantos muertos hubieron, pero llegó cuando se vivía la fiebre del caucho y los caucheros la propagaron por los países amazónicos  con gran  mortandad  de los indígenas, que tenían pocas defensas,  fue de tal magnitud el desastre humanitario,  que se despobló la región y terminó con la bonanza de ciudades como Manaos, Belem e Iquitos.

Ya en la vida republicana, a comienzos del siglo XX, con la construcción del Canal de Panamá, nos llegó la malaria y sobre todo la Fiebre Amarilla. que trajo a la misión Rockefeller a Guayaquil para combatirla, en ella llegó el famoso científico Noguchi.  esta peste  terminó con los trabajadores y con la producción de cacao, cuando Ecuador se había convertido el el mayor exportador del mundo.

Durante décadas, Ecuador fue el foco más importante de Malaria, la plaga asolaba las plantaciones de banano y fueron una de las causas para que la United Fruit abandonara Ecuador, donde tuvo una enorme plantación llamada el timbre, en la Provincia de Esmeraldas, luego  que en Centroamérica y Colombia esta transnacional produjera tales estragos políticos, crímenes de trabajadores, que Costa Rica eliminó el ejercicio y en Colombia nació la guerrilla en la zona donde tenía su enorme plantación, el Urabá.

En el siglo XXI Ecuador tuvo las pestes del dengue, la peste H1N1 que nos llegó desde México, la Chikungunya desde República Dominicana y no nos llegó de manera severa el Zika desde Brasil.

Pero es indudable que la pandemia del civid 19, que ha golpeado de forma exagerada a América Latina,  ha producido la peor mortandad y crisis económica en siglos, y viene a cambiar las relaciones entre los países de la Región, la relación con Estados Unidos, Europa y con los demás continentes del planeta.

América Latina, que es donde el desastre del covid ha tenido más magnitud, está viviendo lo que vivió Europa, Estados Unidos, Rusia, China, Oceanía y lo países del sudeste asiático durante la Segunda Guerra Mundial.  

Pero las Guerras Mundiales, que destruyeron los imperios en el mundo, excepto al Imperio Norteamericano, que por el contrario tras la caída de la Unión Soviética, en 1991 se convirtió en el último imperio blanco cristiano de occidente y el último imperio en la historia reciente de la Tierra, pues los imperios han sido reemplazados por países y por unión de países, como la Unión Europea.

Este desastre golpea a Ecuador, que es el primer país que tiene elecciones en el año 2021, en plena pandemia, y que dado los cambios que ha producido la globalización, lo ubican como lo que es desde que llegó la Condamine y los Geodésicos Franceses: la Mitad del Mundo, en un momento en que la nueva movilización humana, basada en el transporte aéreo y  del Pacífico, como la principal vía del comercio mundial, le dan una nueva  importancia a Ecuador, como el Centro del Mundo y de la biodiversidad, al ser el país más megadiverso por km2, en un momento en que la extinción y el cambio climático, junto con la pandemia son los mayores problemas producidos por el ser humano. Pero además Ecuador es  la primera sede de UNASUR, la Unión de Naciones de Sudamérica, que Trump y Lenin Moreno hicieron todo lo posible por hacerla desaparecer, donando su edificio a la CONAIE.

Para los candidatos a la presidencia de Ecuador  como Guillermo Lasso, este detalle no tiene la menor relevancia, pues los neoliberales son como ratones en una ratonera, que no pueden ver más allá del queso que pueden comer hoy.   

Sus ideas para salir de la crisis económica se basa en la llamada vocación exportadora de materias primas y proveedores de mano de obra barata, que es la pesadilla que vivimos desde que fuimos colonia española hace más de 500 años.

Pero la pandemia nos ha producido grandes cambios en nuestra forma de supervivencia, convivencia y la manera de pervivir, que queremos dejar a nuestros hijos.

Nuestra supervivencia como país, por un tiempo indefinido va a depender de la producción de materias primas, con la gran probabilidad que el precio de las materias primas vuelva a subir, y con el gran peligro de que vuelvan a bajar, como ha sucedido en estos primeros 20 años del siglo XX.

Pero los grandes cambios en la movilidad y las comunicaciones que estamos viviendo, nos permite ser vendedores directos en otros países y no estar sometidos a intermediarios exportadores e importadores, que son los que más se han enriquecido, y los que han procurado mantener la pobreza y la injusta distribución de todo, como mecanismo de control y opresión.

El ejemplo que nos dan cada día los indígenas otavaleños, que viajan por el mundo vendiendo sus artesanías, textiles, música y arte, sin ser explotados por intermediarios, ellos nos marca el sendero que deben seguir los campesinos productores de banano, cacao, café, los mineros, lo pescadores, los productores de camarón.

Tenemos que vencer la Maldición de Malinche, que nos convierte en personas que dan lo mejor a los extranjeros y lo peor a los de su país.  Esto lo viví cuando fui exportador y vendedor de flores en Rusia, los dueños de las plantaciones, los aristócratas serranos, me daban la peor de las flores y a mis competidores rusos u holandeses lo mejor, por el mismo precio.

Es visible como China vende sus productos en almacenes chinos en Ecuador, igual lo hacen los coreanos, japoneses, norteamericanos, europeos, dando trabajo en Ecuador a su propia gente, en tanto nosotros damos trabajo a los extranjeros dentro y fuera del país,  es más, enriquecemos a la gente de esos países, en los lugares donde vendemos nuestros productos.

Otro de los problemas es que no procesamos las materias primas, no hacemos productos elaborados, o como les llaman productos con valor agregado, sino que empresarios y empresas extranjeras usan nuestros productos, nuestra mano de obra barata, para hacerlos y ganar multiplicando la explotación del Ecuador y de los ecuatorianos.

Fuimos peones de las haciendas, y empleados domésticos sin salario durante 4 siglos, desde que llegaron los conquistadores españoles, hasta 100 años después de la independencia, luego los gobiernos nos convirtieron en peones y empleados, con salarios de hambre, hasta que llega el gobierno de Rafael Correa, donde los salarios y los derechos de los trabajadores cambiaron en el 2006.

En la medida que las máquinas en  las casas, el campo,  la construcción,  la industria, el comercio y las oficinas reemplazan con éxito a los trabajadores formados por nuestras escuelas, colegios y universidades, en que la monotonía en el trabajo es rutina, monotonía que está siendo rápidamente reemplazada por cajeros automáticos, robots, incluso por electrodomésticos,  la educación que pagamos y que es el mayor gasto del estado, se ha convertido en una fábrica de  ninis o seres humanos que ni estudian ni trabajan.  La peste del desempleo se ha desatado en el mundo con la quiebra inmobiliaria del 2008,  y se ha multiplicado con la pandemia.

Esta peste de la desocupación, del desempleo, ha marcado el retorno de lo que fueron los llamados emprendedores, como los migrantes que llegaron a Estados Unidos a fines del siglo XIX, los conquistadores españoles a fines del siglo XV, como los colonos a lo largo de 5 siglos en América.  Hoy los emprendedores son los llamados informales, que en la calle sobreviven vendiendo lo que sea, o trabajando en lo que sea.  Hoy producimos ilegales o emigrantes, que están invadiendo los países desarrollados, en especial aquellos que se llevaron nuestras riquezas y el trabajo de nuestros ancestros, como Europa o Estados Unidos, como un día Europa produjo conquistadores, piratas, o colonos. 

Pero a no dudarlo los emprendedores que han tenido más éxito en América en el siglo XX y ahora, son los se han enriquecido de manera extraordinariamente, rápida usando la violencia, burlando las fronteras, las autoridades  y las leyes.

Además la pandemia ha traído de regreso a los endeudados o deudores.  En los tiempos de la colonia teníamos una institución que fabricaba endeudados llamada El Concertaje.  En  esos tiempos los bancos y la usura eran prohibidas por las leyes cristianas y musulmanas, pero se permitía a los patrones que  fabriquen deudores eternos, cuyas deudas pasaban de generación en generación, como ahora pasan las deudas externas de los países.

Tanto en los países desarrollados como los no desarrollados, los deudores son lo que más abundan ahora, pues ya desde el tiempo de China, Roma o Egipto, los pobres eran los eternos endeudados, que tenían que pagar tributos, hoy llamados impuestos. 

 

 La diferencia entre Araúz y Lasso es que Araúz quiere que todos paguen impuestos, paguen créditos con menos intereses y los  servicios que da el gobierno y la empresa privada.  Lasso quiere que los ricos, los explotadores, y los exportadores, los que tienen el capital, no paguen impuestos, como lo quería Donald Trump.

Todas las transnacionales, no quiere  pagar impuestos, dicen que no tienen que pagar impuestos porque dan trabajo y salarios a los habitantes del país que explotan. 

Lasso, además quiere la llegada de los capitales buitres, que vienen a hacer grandes negocios en pocos meses y sacan de inmediato las ganancias fuera del país, mediante las entrada y salida de capitales sin impuestos, qué fue lo que facilitó la quiebra bancaria de 1999, en que los bancos sacaban a paraísos fiscales los dólares que compraban en la calle y los volvían a introducir cuando el precio del dólar subía, creando una inflación incontrolable, que produjo la desaparición del sucre, la moneda nacional y la emigración de 3 millones de ecuatorianos a España, Italia, Estados Unidos, Chile y Venezuela, por la brusca pobreza, cuando Lasso era el banquero superministro de Economía del gobierno de Jamil Mahuad.  Estio le permitió ganar entre 1999 y el año 2000, 30 millones de dólares en plena crisis bancaria.

La pandemia cambió la forma de relacionarnos,  esto se debe a los cambios en la movilidad,  los medios de transporte y las comunicaciones,  las leyes de los países, el nuevo orden mundial, pero sobre todo, a los nuevos trabajos y a las nuevas formas de aprender.

Pasamos del tiempo en gobernaban  los lectores, los radioescuchas, los televidentes, al tiempo de los internautas,  esto significa que pasamos de peones a las órdenes de su majestad, es decir de un rey  europeo, a obreros y trabajadores a las órdenes de patrones, jefes, o de presidentes de América.

Desde el siglo XIX en América, la mayor parte de los habitantes son reconocidos como ciudadanos de una nacionalidad, es estos países  el presidente, los parlamentos y los jueces de turno son los que les dan y les quita derechos.

Ahora vivimos el tiempo del celular, la TV satelital, la internet,y esto nos convierte en internautas, en viajero permanentes en la red, en personas, esto es en individuos obligados a votar y escoger desde la infancia hasta la muerte, en todo momento, y para poder escoger mejor procuramos estar bien informados, tener a la mano los conocimientos o personas que nos pueden ayudar, pues ahora es imposible ser un enciclopedista o naturalista como en el siglo XIX, porque hay una sobreproducción de conocimientos, que ahora ya no vienen sólo de Europa y Estados Unidos, sino de cualquier de cualquier lugar, vecino, campesino, pescador, o carpintero del mundo gracias a la globalización y comunicación global.

Araúz y Lasso plantean que en sus gobiernos la educación cambiará,  Lasso propone libre ingreso a las universidades, que ya teníamos desde 1969 luego de las protestas de mayo del 68 en Francia.

 Pero los colegios y universidades se han convertido en fábricas de ninis, de personas que tras largos años de estudio y sacrificios de ellos y de sus padres, terminan en la calle, sin trabajo, engrosando la fila de los informales, los ilegales, y los emigrantes. 

La educación ha pasado ser lo que era el circo en Roma, la Iglesia y procesiones  en la Edad Media,  la TV o los estadios en el siglo XX, esto es un sedante colectivo, un engaño para tranquilizar, que  y permite sobre explotar a los adultos, que tienen que trabajar más, para mantenerse a ellos, mas sus hijos, que a diferencia de las generaciones anteriores, no tienen que hacer otra que estudiar en casa, es decir no ser productivos, ni cooperativos.

Además la educación ha sido un mecanismo para movilizar a la población joven del campo a la ciudad, de las ciudades pobres a las ciudades ricas y de los países pobres a los países ricos, sirve para crear excedente de mano de obra calificada y que, ésta sea menos costosa, hasta que finalmente, hoy,  se la pueda ser reemplazada por máquinas.

Para Arauz,  la educación debe pasar de la educación clásica repetidora, de lo que dice el profesor o el libro, a la educación que desarrolla talentos, como la música, las artes, los deportes,  capacidades propias, nuevas formas  de comunicación como el Inglés, o la programación, que estimule la búsqueda, la crítica, la opinión personal, el debate, la discusión, las opciones, que desarrolle la inventiva, la creatividad, la innovación, el cambio. Pero esto significa quebrantar el orden establecido, porque pensar es subversivo.

La pandemia no solo cambió la forma de relacionarnos, sino que ha cambiado la forma de vivir, la forma de pervivir, porque ahora los seres humanos tenemos tres vidas: una es la vida biológica, la otra es la vida social o política, en que se nos reconoce como ciudadanos o residentes  de un país, lugar o región y ahora, una vida virtual, que junto con la procreación y la familia nos convierte en inmortales, sea por la descendencia,  o sea porque las nubes de internet guarda para tiempo indefinido cada día, cada momento, cada imagen, cada palabra, emociones, alegrías y pesares de los internautas.

Los gobernantes ya no gobiernan sólo países,  lo tangible que en ellos hay, tienen que gobernar  las conductas sociales, es decir las relaciones entre las personas de ese país y tiene que sortear, como el mayor y más difícil problema,  la vida virtual  en la Internet de cada persona, esta vida sin tiempo,  sin fronteras, que tienen una memoria indefinida,  donde todos los seres humanos son deliberantes, no obedientes como los ciudadanos, los súbditos o los fanáticos religiosos, que es la gran diferencia  con los internautas o personas del siglo XXI.

 Durante 10 años vivimos un gobierno que procuró la redistribución de la riqueza, para lo cual cambió el uso del espacio físico, mediante carreteras convirtiendo al Ecuador en el país con las mejores carreteras de América Latina, con una red de hospitales certificados internacionalmente, con escuelas y colegios del milenio que tenían bachillerato internacional, con becas en las 100 mejores universidades del mundo para los pobres y la clase media, con los mejores salarios de Sudamérica, con la mejor red de internet, telefonía celular y Tv satelital del continente, con puertos, aeropuertos, servicios y oficinas públicas de primera, con  universidades emblemáticas, con energía eléctrica en todas partes y para exportar a Colombia, Perú y Chile,  en fin fueron tiempos que contrastan completamente con los tiempos de Lenin Moreno y los gobiernos anteriores a Rafael Correa, en que la riqueza, los impuestos, los favores, los privilegios son para una elite o para los políticos, familiares y amigos relacionados con esa élite, que tenía una abolengo y trayectoria desde 1534, en que se fundó la ciudad de Quito, o cuando se fundó  el puerto de Guayaquil que este año 2020 celebró 200 años de su independencia de España. Años de conversión de ambas ciudades a guarida de ladrones, traidores, cobardes, tramposos y mentirosos de cuello blanco, que han hecho de las ciudades de Ecuador sitios de culto a la peor calaña humana. 

En estos 4 años de gobierno, los privilegios, los favores, los amarres políticos, la traición, la mentira, la desigualdad y la injusticia retornaron a ser forma de gobierno, como base militar norteamericana, patio trasero de Estados Unidos, país narco-exportador, centro del tráfico humano de emigrantes a Estados Unidos y Europa, paraíso de banqueros, importadores, exportadores, transnacionales, soldados norteamericanos y agentes de la CIA y la DEA,  de la elite militar y policial del Ecuador, o de los abundantes leguleyos, narcos, empresarios acaudalados, de los profetas de la llegada de Cristo, o del fin del mundo y de turistas opulentos.

Hemos vivido el más brusco y  brutal empobrecimiento de nuestra historia, pues por 10 años creímos que estábamos en el camino que nos alejaba de la pobreza y desigualdad.  Pero hemos vuelto como en una caída a algo peor que lo habíamos vivido a lo largo de la segunda mitad del siglo XX.