La elecciones de Chile y Venezuela, son vitales para el nuevo orden que emerge en Sudamérica como secuela de la pandemia y la crisis económica que vive la región, cuando la pandemia ha perdido virulencia, pero la crisis económica se ha desbocado. Estos procesos electorales además son una dura prueba de que es posible en Sudamérica elecciones en las que la Internet, los Estados Unidos, y los grandes capitales, no pueden hacer de las suyas, como lo han hecho desde las guerras de la independencia, a comienzos del siglo XIX Las pandemias que terminaron con imperios como las siete plagas de Egipto, las malaria y la peste bubónica junto a Atila, Alarico, Genserico y los germanos, que terminaron con el imperio Romano o Genghis Kan y sus descendientes o aliados, los turcos y mahometanos que terminaron con el imperio Bizantino y las monarquías feudales de Europa, Cortez, Pizarro la viruela, el sarampión, el alcoholismo, y las armas de fuego, que terminaron con los imperios Azteca, e Inca y casi toda la población indígena de América, el narcoconsumo de opio, los poderosos comerciantes ingleses, europeos, y las flotas navieras europeas, que terminó con el Imperio Chino, la malaria y la fiebre amarilla, mas Napoleón y sus guerras, los Masones, Teodoro Roosevelt y los norteamericanos y que terminaron con el Imperio Español, o Hitler y Mussolini, los Alemanes, y sus aliados italianos y japoneses en la Segunda Guerra Mundial, junto a la gripe española, que terminaron con el Imperio Británico, y las monarquías familiares, aristocráticas o absolutistas europeas. Ahora la pandemia del Covid 19, Putin y Xi Jinping a la cabeza de los rusos y su enorme país, el más beneficiado del cambio climático y de China, con la población más numerosa, estudiada y hábil de mundo, han puesto en jaque, al Imperio más poderoso de la historia, el Imperio Norteamericano. Pero el fin del Imperio Norteamericano, que no es lo mismo que el fin de los Estados Unidos de América, el país más inteligente de la historia. Es evidente que el fin del Imperio Norteamericano comienza en su llamado Patio Trasero, esto es los países de América Latina y el Caribe, donde tiene el control de los procesos electorales, partidos políticos, los medios de comunicación e información, el sistema educativo, de salud, las fuerzas armadas, o la justicia. Es decir en los mismos territorios por donde empezó, los que eran de México y España, como son California, Colorado, Nevada, Arizona, Texas, Nuevo México, La Florida, Filipinas, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Panamá, Colombia, Chile su principal proveedor de cobre, o Venezuela su principal proveedor de petróleo, cuando la electricidad y los motores de combustión le dieron el poder a Estados Unidos. Pero las olas migratorias. la Internet, la revolución sanitaria, la revolución educativa, la globalización, el temible cambio climático, la extinción de especies y culturas ancestrales, el consumismo, la contaminación, definen junto con los procesos electorales en América Latina, el fin de 250 años de crecimiento y expansión del Imperio Norteamericano. El fin del Imperio Norteamericano significa su verdadero nacimiento como país, al igual que significó el fin del Imperio Británico, Español, Francés, Holandés, o de la URSS, que dieron origen a Inglaterra, Francia, Holanda , España , La Federación Rusa y numerosos países mas.
A estas elecciones de inmediato le siguen las elecciones de Colombia, el principal aliado y productor de cocaína, cuando la cocaína, el producto más caro que importa la población de Estados Unidos, el país más drogradicto del mundo y Brasil, el país más grande, poblado y biodiverso de America Latina , cuando la información genética es la clave de un nuevo orden económico mundial. En estos países, los candidatos favoritos son precisamente aquellos que Estados Unidos no quiere.

Elecciones en Chile: la incertidumbre con que el país llega a los primeros comicios en 16 años sin Piñera y Bachelet (y cuáles son los posibles escenarios)

  • Fernanda Paúl
  • BBC News Mundo
Seis de los siete candidatos que se disputan la presidencia de Chile: Gabriel Boric, José Antonio Kast, Yasna Provoste, Sebastián Sichel, Eduardo Artés y Marco Enríquez-Ominami.

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Seis de los siete candidatos que se disputan la presidencia de Chile: Gabriel Boric, José Antonio Kast, Yasna Provoste, Sebastián Sichel, Eduardo Artés y Marco Enríquez-Ominami.

Es la elección presidencial más incierta de las últimas tres décadas.

Chile acude este domingo a las urnas para elegir a su próximo presidente —y renovar buena parte del Parlamento— en medio de un escenario altamente polarizado, donde no se descartan sorpresas.

Según diversos pronósticos, de los siete competidores presidenciales en carrera, ninguno sobrepasa el 30% de adhesióny en el proceso ha habido un alto número indecisos, que no se identifican con ninguno de los candidatos.

Además, la volatilidad en los respaldos ha sido una tónica en los últimos meses, posicionando a cada uno de ellos en distintos niveles de intención de voto, algo que varía semana a semana.

"Desde el año 1989 a la fecha, en Chile siempre supimos quién iba a ser el próximo presidente con dos años de anticipación. Ahora, la incertidumbre es total", le explica a BBC Mundo el doctor en filosofía política y profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, Cristóbal Bellolio.

"La ciudadanía está muy permeable e influenciable a lo que está pasando día a día. Y la verdad es que en los últimos meses hemos tenido candidatos punteros que duran un par de semanas y se caen", agrega.

Protestas sociales en Chile

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Tras el estallido social, Chile llegó a un acuerdo para cambiar su Constitución creada bajo el régimen de Augusto Pinochet.

Una opinión similar tiene el cientista político Kenneth Bunker.

"Todo es posible; es una elección muy abierta. Hay un cambio constante en el orden de preferencias que antes no veíamos. Hay muchas cosas que están pasando, que obliga a los candidatos a cambiarse de posiciones y con eso fuerzan a los votantes a que ellos también lo hagan", le dice a BBC Mundo.

¿Qué factores explican este alto nivel de incertidumbre y cuáles son los posibles escenarios que pueden configurarse tras los resultados?

Desconfianza en las encuestas

La incertidumbre se ve alimentada por la desconfianza hacia las encuestas, un fenómeno que afecta a buena parte del mundo.

La imprecisión de sus resultados ha hecho que cada vez sea más difícil medir acertadamente por quiénes votarán los ciudadanos.

Un ejemplo claro es lo que sucedió en las elecciones primarias presidenciales, realizadas en Chile en julio de este año, cuando los sondeos señalaron, durante meses, que los dos grandes favoritos eran Daniel Jadue, por el bloque de izquierda, y Joaquín Lavín, por la derecha.

Pero no triunfó ninguno de ellos. Se impusieron Gabriel Boric, del Frente Amplio, y Sebastián Sichel, un candidato independiente apoyado por la centroderecha.

Gabriel Boric

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Gabriel Boric es el candidato del eje conformado por el Partido Comunista y el Frente Amplio, una coalición que irrumpió hace un par de años y que ha venido a desafiar el poder de las fuerzas políticas tradicionales.

Según los expertos, la precisión de los estudios públicos se ha visto afectada por diversos factores, entre ellos, el voto voluntario, su carácter metodológico (han proliferado las encuestas telefónicas y online en desmedro de las presenciales), y la misma liquidez de las preferencias electorales.

Declive de partidos tradicionales

Estos comicios tienen otra particularidad: son los primeros luego del estallido social, que comenzó en octubre de 2019, y que remeció a Chile poniendo en duda el sistema político y económico que imperaba desde el retorno a la democracia en 1990, e instalando en el debate demandas que habían sido resagadas, como la reforma a los sistemas de pensiones, la salud y la educación.

De alguna manera, eso consolidó a nuevas fuerzas políticas que han venido a remecer el tablero político chileno y a inyectarle una buena cuota de incertidumbre a estos comicios.

De acuerdo con diversos pronósticos de expertos electorales, dos de los candidatos que tienen probabilidades de imponerse en las elecciones son José Antonio Kast y Boric, quienes no pertenecen a los partidos tradicionales, sino a la derecha radical, el primero, y al Frente Amplio, el segundo.

Este es un escenario impensado hace unos años, considerando que la centroizquierda y la centroderecha se alternaron el poder de este país sudamericano durante los últimos 16 años, con dos períodos presidenciales liderados por Michelle Bachelet (2006-2010 y 2014-2018), y otros dos por Sebastián Piñera (2010-2014 y 2018 hasta la fecha).

Sebastián Piñera y Michelle Bachelet se han alternado la presidencia de Chile durante los últimos 16 años.

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Sebastián Piñera y Michelle Bachelet se han alternado la presidencia de Chile durante los últimos 16 años.

Ahora, los candidatos que representan esas fuerzas —Yasna Provoste, en la centroizquierda, y Sichel, en la centroderecha— no han logrado monopolizar las preferencias.

"Hoy estamos frente a un desmoronamiento completo del andamiaje político partidista al cual estábamos acostumbrados en Chile", apunta Bellolio.

El cientista político indica que la preferencia por los partidos tradicionales ha disminuido abruptamente en los últimos años.

"En 1999, por ejemplo, los dos candidatos presidenciales de partidos tradicionales, Ricardo Lagos y Joaquín Lavin, sumaron juntos el 98% de los votos. Es decir, no había espacio para terceras fuerzas, muy parecido a lo que pasa en Estados Unidos. Luego, en la última elección presidencial en 2017, entre Sebastián Piñera y Alejandro Guillier, la suma de sus votos comenzó a declinar, aunque igualmente alcanzaron el 60% de las preferencias".

"Ahora, sin embargo, lo increíble es que quizás los dos representantes de esas coaliciones, Sichel y Provoste, no lleguen ni a segunda vuelta", señala.

Protestas en Plaza Baquedano, Santiago, Chile

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El "estallido social" de Chile comenzó en octubre de 2019 y puso en duda el sistema político y económico que imperaba desde el retorno a la democracia en este país sudamericano.

"Creo que el estallido social terminó por enterrar a las dos culturas políticas de la transición, la centro izquierda y la centro derecha, que nunca se renovaron mucho y son las que parecen estar sucumbiendo", indica Bellolio.

Para la investigadora del Centro de Estudios Públicos (CEP), Carmen Le Foulon, este era un proceso que venía de antes y que, de hecho, forma parte de las causas de las protestas sociales.

"La identificación por partido político se ha ido perdiendo progresivamente y, en consecuencia, el voto ya no está anclado en identificaciones partidarias; no es un voto a largo plazo, predecible", le dice a BBC Mundo.

Esto le ha abierto la puerta a opciones más radicales, con un centro que aparece debilitado.

Posibles escenarios

Debido a la enorme incertidumbre y a los errores en las encuestas, hoy resulta complejo prever quién liderará estas elecciones.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que lo más probable es que este domingo no haya un único ganador, es decir, que ninguno de los candidatos logre mayoría —50% +1 de los votos— como para convertirse en presidente de inmediato.

Un factor que será importante observar es cuánta gente votará (y quiénes lo harán). Esta es una de las preguntas que más le causa dolor de cabeza a los expertos electorales chilenos pues, desde que comenzó a regir el voto voluntario en el año 2012, la mayoría de los comicios —tanto presidenciales como municipales y otros—, se han caracterizado por una baja convocatoria de votantes.

En la segunda vuelta—que se realizaría el domingo 19 de diciembre—, competirán las dos opciones que hayan logrado más votos en esta primera vuelta.

Uno de los escenarios más mencionados por analistas consultados por BBC Mundo, apunta a que Boric y Kast serán quienes consigan la mayor cantidad de sufragios.

José Antonio Kast

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José Antonio Kast es el candidato del partido republicano, un bloque que está más a la derecha de la coalición oficialista "Chile Podemos Más".

Kast, que no es el candidato del bloque oficialista "Chile Podemos Más", sino el líder del partido republicano —que se encuentra más a la derecha de esta coalición—, habría logrado duplicar sus apoyos quitándole votos a Sebastián Sichel bajo la promesa de un gobierno que combatirá con mano dura la inseguridad, el narcotráfico y la migración, entre otras cosas.

"La derecha tiene un piso de 40% de apoyo generalmente. Y de ese 40%, alrededor de un 30% lo estaría obteniendo Kast. Mucha gente lo está apoyando porque él propone orden", indica Bunker, quien lidera Tres Quintos, un sitio de análisis político e información electoral.

Otro escenario apuesta a que sean Boric y Yasna Provoste, de la centroizquierda, quienes compitan en segunda vuelta.

Yasna Provoste

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Yasna Provoste es la candidata de la centroizquierda.

Esto significaría un fuerte golpe para el gobierno de Sebastián Piñera y su coalición.

"Provoste viene de una coalición política que es muy grande, mucho más que la de Kast. Muchos candidatos alrededor de Chile están haciendo campaña con Provoste y, a pesar de que ella no marca mucho en las encuestas, puede haber un voto consistente que se vea ese día", aclara Bunker.

Por otra parte, si bien las encuestas han posicionado a Kast como un favorito, en el último debate presidencial, realizado el lunes 15 de noviembre, fue flanco de críticas, mientras que el desempeño de Sichel fue ampliamente celebrado en su sector.

De acuerdo con los expertos, esto podría (una vez más) cambiar las preferencias de los votantes. Así, se abre otro posible escenario: que pase Sichel a segunda vuelta (y no Kast), y que sea él quien compita con Boric o, eventualmente, Yasna Provoste.

Sebastián Sichel

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Sebastián Sichel es el candidato del bloque oficialista "Chile Podemos Más", que apoya al presidente Sebastián Piñera.

Los candidatos que tendrían menos opciones serían el progresista Marco Enríquez-OminamiEduardo Artés (de la izquierda radical) y Franco Parisi, quien vive en Estados Unidos y no ha hecho campaña presencial en Chile ni ha participado de los debates presidenciales.

Si cualquiera de ellos pasa a segunda vuelta, sería un resultado muy sorpresivo.

Elecciones en Venezuela: qué hace diferente a las "megaelecciones" de este domingo (y cómo ha cambiado la oposición que regresa a las urnas)

  • Daniel Pardo
  • Enviado especial a Caracas
Elecciones en Venezuela

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La competencia, tras años de boicot opositor, vuelve al campo electoral en Venezuela.

En las "megaelecciones" de este domingo se eligen 3.082 cargos: 23 gobernaciones, 335 alcaldías y cientos de escaños en consejos locales.

3.082 elecciones en las que el chavismo se enfrentará a un amplio sector de la oposición que, en su mayoría, no reconoció el sistema electoral en las presidenciales de 2018 ni en las legislativas de 2020.

Esta vez habrá, además, observación imparcial de los comicios. Y un interés internacional por si el gobierno de Nicolás Maduro puede garantizar la competencia democrática.

"Este domingo le vamos a dar buenas noticias al mundo", dijo el presidente venezolano.

Los venezolanos irán a las urnas en un momento raro para el país: tras décadas de profunda polarización, la política ha dejado de ser una de las principales preocupaciones de la gente y la dolarización de facto y la apertura económica han permitido mitigar la crisis, activar la producción y aliviar, parcialmente, las necesidades urgentes.

A la apatía se añade que un quinto de los 21 millones de venezolanos registrados para votar no podrán hacerlo por estar en el extranjero, a donde han viajado huyendo de la crisis. Por eso una de las claves de estas regionales y municipales es si se superará, y por cuánto, el magro 30% de participación de las legislativas del año pasado, en las que el chavismo ganó sin competencia real.

Y este domingo, aunque participa la oposición, lo más probable es que el chavismo vuelva a imponerse.

"Está claro que, por la abstención y por los desniveles en la contienda, la primera fuerza política del país será el chavismo", dice la consultora política Colette Capriles. "Pero por eso estas elecciones servirán más como una suerte de primarias, una medición de fuerzas, dentro de cada bando".

Tanto el chavismo como la oposición llegan divididos, afectados por una serie de inhabilitaciones, intervenciones y proscripciones que para muchos no garantizan un proceso auténticamente democrático. En ambos lados hay decenas de candidaturas frustradas por fallos judiciales.

Sin embargo, la renovación en mayo de los rectores en el Consejo Nacional Electoral (CNE), algunos compromisos establecidos en el proceso de negociación en México y la observación electoral internacional dan, para algunos, la noción de que una transición democrática está naciendo tímidamente.

"Tenemos que reconstruir nuestras instituciones", dice Enrique Márquez, político opositor y ahora rector del CNE, ente que regula los comicios y llevaba años formado por miembros nombrados por el chavismo.

"Pero para eso tenemos que ir poco a poco, como quien remodela una casa, parte por parte (…) Ahora al menos podemos decir con absoluta certeza que en el ámbito electoral, tras varias auditorías y procesos de tecnificación, tendremos otra vez una votación segura, protegida y secreta", añade el funcionario.

Elecciones en Venezuela

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En qué son diferentes estas elecciones

Las elecciones contarán con la observación de una misión de la Unión Europea, otra de Naciones Unidas y una del Centro Carter, una organización especializada en procesos electorales.

Desde las legislativas de 2015, en las que ganó la oposición por amplio margen, la observación de entes neutrales internacionales se fue reduciendo hasta desaparecer.

Si en 2020 estas comisiones electorales justificaron su ausencia por "falta de condiciones democráticas", argumento esgrimido por la oposición, ahora, al menos en principio, se mostraron medianamente satisfechas.

A pesar de que decenas de políticos están inhabilitados, proscritos o incluso presos, la renovación del CNE ha sido un desarrollo inédito en décadas.

Elecciones en Venezuela

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Desde 2006, la presidenta del CNE fue Tibisay Lucena, hoy ministra en el gabinete de Maduro, y la representatividad de los rectores fue siempre cuestionada por la oposición, que solo contaba con uno de cinco representantes en el ente electoral.

"Las sanciones de Estados Unidos obligaron al gobierno a ceder en varios ámbitos, y esta renovación del CNE es uno de ellos", dice Luis Vicente León, analista y encuestador.

Hoy la oposición cuenta con dos de los cinco rectores del CNE, una diferencia que, según Márquez, se ha traducido en que, entre otras garantías, "tendremos sólidos sistemas de acreditación de testigos".

El dilema de la oposición

La otra gran diferencia de estas elecciones con las anteriores es que la oposición, que desde 2018 no reconoce a Maduro como presidente, volvió al juego electoral.

No es la misma oposición de antes -hay nuevos partidos y nuevos candidatos- ni es toda la oposición, porque aún existen agrupaciones que llaman a la abstención, como el ala de Voluntad Popular que lidera Juan Guaidó, quien asegura que "las regionales y las municipales no son la solución a los conflictos".

Aún así, el antichavismo este domingo tendrá por quién votar, si es que se anima.

Nicolas Maduro

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"En la oposición al chavismo hasta ahora tuvo más fuerza la rama que prometía una insurrección o un cambio abrupto de gobierno, pero ahora esa disponibilidad de apoyo instantáneo al cambio repentino parece haberse desinflado", dice Colette Capriles.

"El sufrimiento personal ha sido tan grande que ha obligado a la gente a cortar sus lazos con la política y eso, aunque afecta los mecanismos de solidaridad, a su vez permite cierta renovación de la estructura partidaria de la oposición", explica.

Esta vez, la oposición no promete el fin del gobierno de Maduro ni basa su causa en la indignación contra el chavismo. "Que nadie venga con aires triunfalistas", decía en su cierre de campaña Gustavo Duque, candidato opositor a la alcaldía de Caracas.

Los expertos ven las elecciones como un referendo sobre el ala radical de la oposición que lidera Gauidó, considerado por decenas de países como el presidente interino de Venezuela y cuyo liderazgo está cada vez más cuestionado.

"La oposición que participa busca asentarse como la verdadera oposición, la que realmente puede generar cambios al país", dice Luis Vicente León.

Henrique Capriles

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Aunque no es candidato ni la cara de la oposición, Henrique Capriles ha sido uno de los impulsores relevantes de la vuelta a elecciones de la oposición.

Pero, al tiempo, se mantiene escéptico: "El problema es que los que participan no lograron unirse, irán divididos en dos o tres alianzas muy diversas, y eso impedirá tener un mapa claro de las fuerzas opositoras tras las elecciones".

En el tarjetón electrónico habrá casi 40 partidos. De oposición hay cuatro fuerzas distintas que, dependiendo de sus resultados, reclamarán más o menos protagonismo.

Esto será clave para el liderazgo de Guaidó, para el proceso de negociación con Maduro en México, que debe reanudarse en enero, y para las venideras elecciones (las presidenciales serán en 2024 y existe la posibilidad, si bien remota, de que se active un referendo revocatorio en 2022).

Venezuela intenta entrar en una transición política en medio de la ya iniciada transición económica. Parece claro que la primera, si es que se da, será mucho más lenta que la segunda.

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