martes, 27 de julio de 2021

La pandemia nos mostró la verdadera cara de Guayaquil y que se pretende ocultar en las fiestas de la ciudad el 25 de julio del 2021






 La pandemia nos mostró el verdadero rostro de Guayaquil ,una ciudad que ha sido gobernada por populistas como la familia "Bucaram  desde Carlos Arroyo del Río  
un  vendepatria que terminó reduciendo al país a la mitad cuando fue presidente   o  Assad, Elsa o Abdalá,

viculados  a todas las formas de corrupción hasta hoy la vida nacional y  en ese municipio,  hasta los ricos como
León Febres Cordero, Jaime Nebol o ahora Cynthia Viteri. vinculados al la represión durante el Plan Cóndor en Ecuador, y al enriquecimiento brutal mediante las construcciones municipales como la Via Periferica.

Hasta ahora el alcalde Nebot, no puede justificar sus millones  sólo con el sueldo de alcalde por muchos años.

Hoy Guayaquil es la ciudad más desigual, desordenada, con el peor saneamiento ambiental, violencia sicariato, trafico de drogas. y es desde siempre hasta ahora el punto débil del país, pues por aquí llegan las pestes, incluso el covid,  y se exporta la violencia, drogas,  invasiones, de tierras y la pobreza al resto del país.




Esto se debe a que el clima, el puerto,  los medios, los ricos, la administración y las cultura local  han creado un problema al Ecuador que incluso nos impone  gobiernos.




Epidemias en la historia del Ecuador: desde la fiebre amarilla del siglo XIX hasta el coronavirus de la era digital

La historia ecuatoriana está llena de capítulos ligados a epidemias, incluso antes de que se llamara oficialmente Ecuador.

El estero Salado ha sido, en las últimas décadas, un foco permanente de insalubridad. Foto: redaccion

(Actualizado al 4 de junio)

La pandemia del coronavirus COVID-19, que ha registrado 6'641 000 mil casos y ha cobrado 390 mil vidas en el mundo hasta la tarde de este jueves 4 de junio, golpea también en el Ecuador, donde lleva 41 000 casos y casi 6 mil fallecidos entre confirmados y probables por la enfermedad.

La historia ecuatoriana está llena de capítulos ligados a epidemias, incluso antes de que se llamara oficialmente Ecuador, en tiempos de la colonia. Este es un recuento de algunos de los eventos más fuertes en temas de salud pública.

1708. Viruela

Epidemia de viruela en la ciudad de Guayaquil durante la época colonial. Decenas de personas mueren producto del mal.

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1842-1843. Fiebre amarilla

Epidemia de fiebre amarilla en Guayaquil. La enfermedad conocida como vómito prieto se produjo como consecuencia del arribo de la goleta Reina Victoria al puerto, procedente de Panamá. Uno de los marineros había contraído la enfermedad, lo que derivó en un contagio a la mayoría de la tripulación.

La embarcación fue declarada en cuarentena pero el mal se propago rápidamente. El gobernador, Vicente Rocafuerte adoptó medidas sanitarias para enfrentar la emergencia. A mediados de 1843 se declaró a Guayaquil fuera de peligro, la epidemia produjo 2073 muertos.

1918. Gripe española

Al final de la I Guerra Mundial, el mundo sufre una epidemia mortal de la llamada gripe española. En Ecuador se la detecta en diciembre de 1918, lo que lleva al gobierno de Alfredo Baquerizo Moreno a decretar una emergencia sanitaria, suspendiendo varias actividades en el país para controlar la expansión de la enfermedad. Para 1919 la enfermedad había sido controlada y se reportaron 185 muertos. En el mundo la gripe española cobró la vida a 60 millones de personas.

1990. Emergencia sanitaria

29 de octubre de 1990. Ante la acumulación de basura en la ciudad de Guayaquil el gobierno de Rodrigo Borja decreta el estado de emergencia sanitaria para la ciudad. El ministro de Finanzas, Ing. Jorge Gallardo, entregó al gobernador del Guayas, Dr. Oswaldo Molestina, la suma de 500 millones de sucres para cubrir los trabajos niciales que se realizarán en Guayaquil para enfrentar la emergencia sanitaria.

1991. Cólera

13 de febrero de 1991. El presidente de la República, doctor Rodrigo Borja, expidió el decreto ejecutivo declarando en estado de emergencia sanitaria a las provincias de El Oro y Loja, a fin de evitar la propagación y erradicar el peligro del cólera que se ha presentado en el norte de Perú.

1995. Dengue hemorrágico

18 de enero de 1995. El presidente de la República, Sixto Durán-Ballén, decretó el estado de emergencia sanitaria en las provincias de Guayas, Manabí, Esmeraldas y El Oro para prevenir y erradicar la propagación del aedes aegyptis, vector del dengue hemorrágico.

2002. Dengue y paludismo

18 de marzo de 2002. Se decreta la emergencia sanitaria ante el incremento de el dengue y el paludismo, transmitidos por mosquitos, y que afectan principalmente a las provincias de la Costa y Amazonia. Para la emergencia se destinaron dos millones de dólares para la compra de insumos, fumigaciones y campañas de educación, en las que participan conscriptos y estudiantes de ciclo diversificado.

2009-2011. AH1N1

Aparece la epidemia del virus AH1N1 en el país. Se contabilizaron mas de 2000 casos y las autoridades de salud reportaron 129 fallecidos.

2020. Coronavirus COVID-19

29 de febrero de 2020. Se reporta el primer caso, importado por una mujer que llegó desde España. (I)El lleve de la perimetral

Bicentenario de Guayaquil: Pestes, incendios y piratas marcan la historia de la urbe porteña

Pese a sufrir grandes males desde su fundación, Guayaquil busca formas para reinventarse y resurgir con mayor ímpetu. De estar a punto de desaparecer pasó a ser referente de progreso.

La pandemia de COVID-19 no dio tregua durante marzo pasado. Miles murieron en Guayaquil, que intenta resurgir pese a la presencia del virus. Foto: AFP. Foto: redaccion

Epidemias, piratas, incendios. Son los males que han afectado a Guayaquil desde su fundación en el siglo XVI. Desde esa época, la fortaleza de sus pobladores ha sido clave para sobrellevar esas tragedias y salir adelante en las adversidades.

Estos hechos han sellado el destino de la ciudad portuaria que hoy celebra el bicentenario de su independencia, un festejo marcado por las normas de bioseguridad por la pandemia de COVID-19, que afecta a la urbe desde marzo y que ha causado unas 10.000 muertes.

En su primer asentamiento, en el siglo XVI, eran constantes los ataques piratas que llegaban de diversas latitudes por el río Guayas para saquear la ciudad, al ser el puerto más importante de la Real Audiencia de Quito. El holandés Jacob L’Hermite en 1624 irrumpió en Guayaquil con dos ataques, señala una reseña del extinto historiador Efrén Avilés Pino.

A pesar de que las autoridades tomaron precauciones para salvaguardar la vida de los ciudadanos ante la anunciada amenaza, se registraron varias muertes. Al abandonar suelo guayaquileño, los piratas incendiaron gran parte de la ciudad, casi destruyéndola.

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Pero en 1687, Guayaquil sufriría uno de los peores ataques piratas en su territorio. Una escuadra encabezada por los franceses Francois Grogniet y Ravenneau Lusssan saqueó la ciudad y la incendió. Asesinaron a decenas de pobladores y tomaron como rehenes a un grupo de mujeres. Para su rescate pidieron oro, vino y harina de trigo, refirió la publicación del historiador Avilés.

Fue entonces que las autoridades analizaron cambiar el asentamiento de la ciudad para evitar ataques de este tipo.

Uno de los últimos ataques se registró en 1709. Durante cinco días, los ingleses Woodes y Roggers asaltaron la ciudad. Todas las viviendas fueron requisadas y hasta las tumbas revisadas para buscar joyas.

Para Fernando Mancero, de la Fundación Bienvenido Guayaquil, estas situaciones adversas hicieron que la ciudad renazca una y otra vez. “Una ciudad que los españoles la fundaron como puerto de Quito, nada más, se convirtió en la capital económica de todo el país, la ciudad más grande y pionera en muchos aspectos”, manifestó el investigador.

Los guayaquileños eran afectados también por enfermedades como la viruela, escarlatina o la fiebre amarilla.

Una vez consolidada la independencia, en 1820, la primera gran tragedia que afectó a la ciudad fue la epidemia de fiebre amarilla, en 1842. “Había antecedentes de pestes, como la viruela en la época colonial, pero ninguna fue tan devastadora como la fiebre amarilla”, explica el investigador histórico Jorge Aycart.

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En septiembre de 1842, uno de los marineros de la goleta Reina Victoria, proveniente de Panamá, contrajo la enfermedad, la que se fue propagando hacia los demás tripulantes.

En la epidemia de fiebre amarilla de 1842 se destaca la labor del gobernador Vicente Rocafuerte, quien lideró las tareas de ayuda a la población. Foto: Archivo.

Pese a que los ocupantes de la nave entraron en cuarentena, el mal se dispersó en Guayaquil. A los pocos días, varios ciudadanos comenzaron a presentar dolores de cabeza, fiebre alta, escalofríos, además de presentar color amarillo en el pecho y cuello, náuseas.

Los pacientes con cuadros más graves expulsaban vómito de color negruzco, por lo que a esta enfermedad se la conoció como vómito prieto.

Las autoridades sanitarias de la época no pudieron controlar a tiempo esta epidemia y en la ciudad se registraban episodios dramáticos: decenas de muertos a diario, enfermos abandonados en los portales de las viviendas, un hospital de la Caridad colapsado, familiares de fallecidos quemando sus vestimentas en las calles.

En esta epidemia se destaca la labor del gobernador Vicente Rocafuerte, quien lideró las tareas de ayuda a la población. “En el Cementerio Patrimonial están casi todos los familiares de Rocafuerte que murieron en la fiebre amarilla. Y eso hace resaltar su personalidad. Él se quedó al frente de la situación encarando los problemas y arriesgando su vida”, expresó Mancero sobre este episodio.

Para intentar mitigar los efectos de esta epidemia, Rocafuerte dispuso la construcción de un hospital provisional en La Atarazana para aislar a los pacientes, secar los esteros, y edificar un nuevo panteón.

Más de 2.000 personas murieron por la fiebre amarilla en 1842. Ese año, en Guayaquil había 25.000 habitantes. Muchos huyeron a otras zonas.

Al año siguiente, un brote mató a casi 1.600 pacientes.

Meses después, la actividad comercial en la ciudad se reactivó. Los porteños levantaron a la urbe luego de vivir momentos dolorosos y sombríos.

A finales del siglo XIX, Guayaquil experimentó un importante crecimiento económico y urbanístico. Pero entre el 5 y 6 octubre de 1896, un dantesco incendio casi la desaparece.

Las llamas se originaron en el almacén de lencería La Joya, de Manssevitz & Bowski, predio en las actuales avenida Malecón y calle Aguirre, centro, cerca de la medianoche del 5.

El fuego se extendió rápidamente hacia el norte, consumiendo casas ante la impávida mirada de sus dueños, con el dolor de perder todo su esfuerzo de años y el temor a morir quemados esa noche.

Entre el 5 y 6 de octubre de 1896, un dantesco incendio casi desaparece Guayaquil. Foto: Archivo.

Un viento fuerte propició que las llamas se extiendan rápidamente. Algunos ciudadanos se lanzaron al río. El resultado: noventa manzanas destruidas, 1.500 casas consumidas y más de 25.000 personas sin vivienda, es decir, más de la mitad de la población en esa época. La ciudad estuvo a punto de desaparecer.

Pero 48 horas después, los porteños comenzaron a levantar sus negocios y rescatar lo poco que se podía salvar. Con ordenanzas, las autoridades promovieron el uso de nuevos materiales en las construcciones y así se inició la edificación del Guayaquil del siglo XX.

Este 2020 la ciudad sufrió una tragedia: la pandemia de COVID-19, que ha dejado unas 10.000 muertes y crisis económica. Pero los guayaquileños luchan para levantar a su amada ciudad. (

EL ATRACO DE LA PERIMETRAL POR LEON FEBRES CORDERO Y JAIME NEBOT


En la penúltima comparecencia del presidente Rafael Correa, en sus acostumbradas sabatinas, mencionó el libro de mi autoría, titulado El lleve de la Perimetral, señalando la evidencia de cómo personas adineradas adquirían tierras baldías en muy bajo valor, aprovechando que alguna obra importante se construiría allí, y así el precio de ese bien se incrementaba, lo que sucedió con la vía Perimetral de Guayaquil. Junto con el diputado azuayo Ítalo Ordóñez hicimos un prolijo estudio sobre ese tema, a base de una documentación que nos entregaron las víctimas a quienes les habían arrebatado el derecho a la construcción de tal obra trascendente para el futuro de la urbe costeña, y encontramos sospechosas modificaciones en los precios de ese tipo de rubros en obras similares.

Los beneficiarios de esa maniobra resultaban ser el abogado Jaime  Nebot y un grupo de elementos que se cobijaban bajo el membrete del ‘Ten Club’, o sea el Club de los Diez, y en él participaban personas como León Febres-Cordero y otros ‘pelucones’ de la misma ralea, acostumbrados a realizar negocios de similar naturaleza pecaminosa.

No sabíamos que la señora esposa del entonces Gobernador del Guayas había heredado una gran cantidad de tierra rural, hasta que milagrosamente un amigo que conocía del asunto tuvo la generosa confianza de indicarnos el nombre de la notaría donde se había tramitado la escritura de donación y el beneficio que estaban adquiriendo, al modificar el trazado y conseguir que el límite urbano incluyera las tierras heredadas por su cónyuge. Cuando Nebot escuchó nuestra denuncia sobre irregularidades en la contratación de la vía Perimetral de Guayaquil, montó en cólera como acostumbra y nos desafió a sostener un debate por televisión, tomando como matriz al canal Ecuavisa, anunciando que nos iba a despedazar por el atrevimiento de la acusación que estábamos sosteniendo.

A la hora de la verdad, llegó con una guardia de choque de 300 personas que estaban dispuestas a lincharnos. Nosotros íbamos en un solo vehículo con cuatro acompañantes. Fue un programa de gran sintonía por lo interesante del tema y porque los socialcristianos promovieron por todos los medios la divulgación de lo que presumían iba a ser una gran faena.

Al final de la contienda, el que nos había desafiado preguntó: “¿Y dónde está el beneficio mío, con que ustedes me acusan de algo doloso?”. Allí fue donde le contesté: “Ese es el lleve con el que se aprovechan, por el incremento del valor de las tierras que pasan de ser rurales para convertirse en urbanas, con solo la modificación del límite de la ciudad: esa es la plusvalía”.

Días más tarde me propuse escribir un libro que recogiera la experiencia que estoy narrando en esta ocasión, y así fue que vio la luz el texto que publiqué hace varios años.

Esta historia revela una de las razones por las cuales el presidente Rafael Correa propone que se expida una ley sobre el incremento de la plusvalía, para evitar la excesiva utilidad financiera que se produce entre una tierra rural y la urbanizada, por el solo hecho de que los beneficiarios supieron con anterioridad la diferencia especulativa e injusta entre un predio existente en las afueras de una ciudad, en comparación con aquel que está beneficiado por encontrarse dentro del perímetro urbano.

Conociendo la importancia del tema, dispusimos la reedición de ese pequeño libro, para ponerlo al servicio de quienes no hubiesen tenido la oportunidad de leerlo con anterioridad. Es una forma de ayudar a que la honestidad impere por encima de los vivarachos. (O)

Es 

Esto ha dado como fruto una ciudad que ha sido la puerta de entrada de numerosas pestes, y del nacimiento de la mas brutal pobreza, desigualdad y violencia del país

 

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