AMÉRICA LATINA
Bolivia en crisis: la única solución es ir a elecciones cuanto antes
La profunda crisis socioeconómica y sanitaria por la que pasa Bolivia podría llevar a graves enfrentamientos civiles, dicen analistas. Lo que podría evitarlo es convocar a elecciones cuanto antes, incluso en septiembre.
Bolivia está sumida en una profunda crisis socioeconómica. La pobreza afecta cada vez más a amplios sectores de la población, que lucha por sobrevivir en medio del cierre de empresas y la falta de empleo, y que está lidiando con altos niveles de contagio de COVID-19. Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), la pobreza extrema en Bolivia llegará al 16,8 % este año, y se estima que su Producto Interno Bruto sufrirá una retracción de un 5,2 % en 2020, con un aumento mayor del desempleo, lo que “provocará un deterioro importante en los niveles de pobreza y desigualdad”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de ese organismo.
Luego de que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) boliviano decidiera, el 23 de julio, posponer por tercera vez las elecciones, el diálogo entre el gobierno y la oposición, con mediación de la ONU, para fijar la nueva fecha volvió a fracasar el 9 de agosto, y el TSE fijó unilateralmente nueva fecha para el 18 de octubre, sin una votación en el Parlamento. Este miércoles (12.08.2020) las protestas y cortes de ruta de los opositores en el país andino continúa, y la incertidumbre acerca de lo que pueda suceder en las próximas horas y días en el país pone en alerta a los expertos que consultó DW.
Movilizaciones de protesta contra el nuevo aplazamiento de las elecciones presidenciales en Bolivia. (5.08.2020).
“Horas decisivas en Bolivia”
“La crisis de la pandemia ha ayudado a que salieran a la luz los problemas estructurales persistentes en Bolivia. Es un momento muy grave y decisivo en el país, en el cual, si las partes no se sientan a negociar, se van a ver enfrentamientos mucho más graves entre civiles”, dijo Anna Soliz de Stange, politóloga e investigadora de la Universidad de las Fuerzas Armadas alemanas en Hamburgo, en entrevista con DW.
Con ella coincide Fernando Mayorga Ugarte, sociólogo y director general del Centro de Estudios Superiores Universitarios (CESU), desde Cochabamba: “Estas horas en Bolivia son decisivas. Si hay enfrentamientos, vamos a ver un conflicto de imprevisibles consecuencias. La única vía para resolver esta crisis política es que haya elecciones”, señaló a DW.
“Este gobierno es ilegítimo y producto de un golpe de Estado. Su tarea era convocar a nuevas elecciones. Al comenzar la pandemia, se suspendió la elección fijada en el 3 de mayo. Esa ilegitimidad de su origen hace que este gobierno no tenga interés en establecer ningún tipo de acuerdo con las organizaciones sociales, en una sociedad tan organizada como la boliviana, con asociaciones sindicales que han votado casi siempre por el MAS”, explica el catedrático y autor de ´El estilo de gobierno de Evo Morales´ (2019).
Elecciones en la pandemia son posibles
El gobierno de Áñez pone la pandemia como obstáculo para llevar a cabo nuevas elecciones, pero en países como República Dominicana, Francia y España se realizaron comicios presidenciales, municipales y de comunidades autónomas, a pesar del coronavirus. Un informe de la Fundación para el Periodismo, con el apoyo de la Fundación Konrad Adenauer (KAS), lo constata. “Nada dice que en tiempos de pandemia no se puedan llevar a cabo elecciones presidenciales, con un protocolo sanitario”, explica al respecto a DW el economista y asesor político español Alfredo Serrano Mancilla, director general del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), con sede en Buenos Aires. “Una gran mayoría de la ciudadanía boliviana -una movilizada, y otra silenciosa- coinciden en que este gobierno, que tiene una falla democrática de origen, ya no puede seguir, y en que se debe convocar a elecciones ya”, subraya, añadiendo que “estos aplazamientos generan gran descontento en la sociedad".
Fernando Mayorga Ugarte se refiere incluso a que sería mejor, para satisfacer las demandas de las organizaciones sociales y así aplacar los ánimos de las protestas, que se realicen el 6 de septiembre, y no tener que esperar hasta el 18 de octubre. El experto asegura que el gobierno de Áñez no ha tenido interés en ningún tipo de acuerdo con las organizaciones sociales, ni en coordinar respuestas ante la crisis del coronavirus. Dado que la mayoría de los municipios y gobernaciones están bajo el mando del MAS, la crisis sanitaria se agravó por la falta de coordinación, dice. “A eso se añadió una ineficiencia, hoy descomunal, del gobierno. Todas sus respuestas a la crisis son contingentes, y en lo económico, optó por otorgar bonos”, agrega. Una respuesta que, de acuerdo con las cifras de pobreza y de caída del PIB, no alcanza para satisfacer las necesidades de una gran mayoría de los bolivianos, que viven de las ganancias del día, ahora dificultadas por la cuarentena estricta.
En Bolivia podrían producirse enfrentamientos civiles, de no llegarse a un acuerdo sobre la fecha de las elecciones, según expertos.
La “bolsonarización” del gobierno de Áñez
Hay que recordar que en diciembre de 2019, dos meses antes de la pandemia, la presidenta interina decidió ser candidata a la presidencia. Pero, según el experto del CESU, el gobierno de Jeanine Áñez busca ahora evitar nuevas elecciones. Y eso también refleja la presión que ejercen partidos ultraconservadores, como Creemos, que apoya a Luis Fernando Camacho, “de cierto tono bolsonarista”, junto con otras fuerzas de extrema derecha regionalista de Santa Cruz, para que la fecha electoral continúe siendo incierta.
Alfredo Serrano Mancilla coincide con esa visión, y menciona, además, a Branko Marincovic, “un símbolo de la ultraderecha boliviana y latinoamericana”, que recientemente ha asumido el cargo de ministro de Planificación del Desarrollo en Bolivia. “Solo hace falta leer sus declaraciones”, comenta, “o las del ministro del Gobierno, Arturo Murillo, quien afirmó el martes 11 de agosto que ´meter bala sería lo políticamente correcto´ para acabar con las movilizaciónes. Esas son muestras de la bolsonarización del gobierno boliviano de Jeanine Áñez”, subraya.
Situación de alta inestabilidad política
De acuerdo con encuestas recientes de la CELAG, solo un 8% de la población boliviana no se siente afectada en materia de ingresos por la pandemia. Dos tercios de la ciudadanía boliviana está en completo desacuerdo con la política económico-social del gobierno de Áñez, que ha provocado un empobrecimiento masivo en Bolivia, señala Serrano Mancilla.
“Según nuestros cálculos, combinados con proyecciones, por ejemplo, del Banco Mundial, en Bolivia se han generado entre uno y dos millones de nuevos pobres”, estima. “Hay una situación de alta inestabilidad política, y la población está harta. No quiere seguir permitiendo que este gobierno no democrático, responsable del empobrecimiento de la población, de unas condiciones sanitarias nefastas y de casos de corrupción siga posponiendo la fecha electoral sin dar garantías de que se realicen lo más pronto posible. La propia OEA tiene protocolos sanitarios para llevar a cabo elecciones en tiempos de pandemia”, recuerda.
Para el director del CELAG, lo que urge ahora es “garantizar democracia, garantizar elecciones transparentes cuanto antes, en las que participen todos los organismos internacionales habidos y por haber, para que sea la gente la que decida”.
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