La invasión al Capitolio, es un hecho trascendente en la vida de los Estados Unidos, que pone el relieve que ese país, el más golpeado por la pandemia, está en el peor momento de su historia, luego de la terrible Guerra de Secesión, hace 150 años en que murieron 700.000 norteamericanos en un país que no tenía ni 7 millones de habitantes.
La actual crisis supera a la crisis de la depresión de los años 20, y se caracteriza porque hay una división entre blancos, mestizos, hispanos y negros. Esta división racial, se vio acelerada por la construcción del Muro entre México y Estados Unidos, iniciada por Obama, que tenía por objeto, en el gobierno de Obama, detener el crecimiento poblacional de los latinos o hispanos, para conservar a los afroamericanos como la minoría más numerosa, y luego con Trump, fue para detener lo que él consideró una invasión de latinos, hispanos a los que calificó de ladrones, violadores y narcos.
En las elecciones de 4 de noviembre 2020, los blanco cristianos de Estados Unidos, perdieron la Casa Blanca y eso les dolió como nunca, pues como lo gritan a los 4 vientos, están siendo reemplazados. Están convencidos de que ellos son los auténticos nativos norteamericanos y no lo son los aborígenes, ni los hispanos o mexicanos, que estuvieron en la mayor parte de este país, antes que los blancos europeos y anglosajones. Recordemos que solo desde los años 40 del siglo XIX, los llamados colonos tienen el control de la mayor parte del actual territorio norteamericano, esto es hace sólo 160 años, en tanto los indígenas lleva 10.000 años, los hispanos desde el siglo XVI, esto es hace 500 años. En tanto los afroamericanos llegaron en el siglo XVIII la mayoría, esto es entre 1750 y 1850, es decir luego que los blancos y fueron traídos a la fuerza de África, por los que ahora los rechazan.
La política de Trump, llamada "América Grande de Nuevo, a mas de procurar el retorno de las industrias altamente contaminantes, como el acero, el petróleo, los motores a combustión, que gracias a un nuevo sistema de extracción petrolera, colocaron nuevamente a Estados Unidos a la cabeza de la producción petrolera, con 15 millones de barriles diarios, y a la industria de Silicon Velley y de Hollywood, que le proyectaron como el país mas imaginativo y creativo del planeta, hoy, el dueño de la mayoría de mentes humanas del globo.
Obama había convertido a USA en el país más belicoso del mundo, que durante su mandato libró 16 guerras, Trump lo convirtió en el peor enemigo económico que pueda existir, con la capacidad de hacer tambalear a cualquier economía del mundo. desde la Cubana o Venezolana, hasta la Iraní, Rusa o China, e incluso de poner presidentes que se autoproclamaban, si haber participado en ninguna elección como Guaidó, en Venezuela o Añez en Bolivia, de dar o golpes de estado como el que dio el general Kalimán en Bolivia, o de sostener a presidentes aborrecidos por su pueblo, como Lenín Moreno en Ecuador, de colocar y respaldar a vicepresidentes como Vizcarra en Perú, o de ayudar a ganar elecciones a militares brutales como Bolsonaro en Brasil, a millonarios vanidosos como Macri en Argentina, que llevaron a Brasil y Argentina a la peor situación de su historia, tras lustros de increíble crecimiento, o Piñera que tras su pésimo gobierno, abrió las puertas al retorno del socialismo y comunismo en Chile. Hoy todo este nuevo orden emerge gracias a la pandemia y a la peor crisis de América Latina en su historia, que es más larga que la de Estados Unidos, pues tiene 500 años. La actual crisis en estos territorios de América es sólo comparable con la conquista española y portuguesa, con sus pestes y masacres.
Moreno por su parte termina como un mal ejemplo de lo que puede ser un discapacitado latino en el poder, ahora que Guillermo Lasso, el banquero multimillonario, casi no puede caminar, pues se lo ve con una enfermedad crónico degenerativa irreversible y postrarte, que es su demencia senil, igual que la demencia del Álvaro Noboa, el rico bananero, que se cree enviado de Dios a salvar el Ecuador o Abdalá Bucaram y el coronel Lucio Gutiérrez, a los que de nada les sirvió ser derrocaros por protestas populares en sus gobiernos, quieren volver a incendiar Ecuador, como Trump en USA, creyendo que en esta nueva oportunidad emendarán sus errores, o perderán la vida en el intento.
Lenin Moreno deja un país en ruinas en todos los sentidos, es tanto así, que ahora es el bocado de buitres y pirañas, que gracias a la nueva ley de elecciones están ocultos dentro de Caballos de Troya, que son los candidatos a presidente. A diferencia de lo que pasa en Europa y USA, donde el pueblo elige a los parlamentarios, y estos al presidente, en Ecuador, elegimos al presidente. que desde 1830, son Caballos de Troya que colocan en el congreso o la Asamblea Nacional a traidores, como ocurrió con Rafael Correa, que no sólo colocó a traidores en la Asamblea, sino en la presidencia, y gracias a ese error, su vida, la vida de sus más cercanos colaboradores y de 16 millones de ecuatorianos, ha sido una pesadilla estos 4 años de gobierno de Lenin Moreno y desde 2020, aun más difícil, con la llegada de la pandemia.
Hoy la ley de elecciones le obliga a Rafael Correa a repetir el error del 2017 y tiene que servir de Caballo de Troya a un candidato a la presidencia que nadie conoció antes, pero que cuenta con su apoyo, y que todos esperamos no sea una nueva equivocación del ex-presidente, pero además es el Caballo de Troya. junto con Araúz, de 163 candidatos a asambleístas y 5 al Parlamento Andino, que con la excepción de una decena, nadie tiene la menor idea de que hogar, penitenciaria, o porqueriza salieron, o escaparon.
En el 2006 cuando Correa y Moreno ganaron sus primeras elecciones, el triunfo se debió a que se candidatizaron sólo los dos, sin ninguna figura para del Congreso Nacional, pues anunciaron que haría de inmediato una convocatoria a una Asamblea Constituyente, lo que sucedió, y los congresistas elegidos se fueron a su casa, vinieron nuevas elecciones para asambleístas, que harían la nueva constitución, y en el 2008, tras su aprobación en un plebiscito nacional, se convocó a nuevas elecciones en las que ganaron nuevamente Correa y Moreno, con el naciente partido Alianza País, y no ganaron la mayor parte de los que fueron candidatos al viejo Congreso Nacional, los llamados políticos de la vieja partidocracia, lo que le permitió a Correa gobernar sin pugna de poderes por 10 años.
Ahora la posibilidad de gobernar en paz por 4 años de Araúz o cualquier otro candidato, es difícil, pues aunque gane, y tenga mayoría, no cuenta con los recursos económicos que contó Correa, como fue los altos precios del petróleo el su primer gobierno, tiene encima una deuda externa y privada asfixiante, que es un foco de insurrección e inconformidad popular.
Sin embargo en países como Argentina , que viven una situación peor, pero la población no ha tumbado a los Fernández, Alberto y Cristina, a pesar de que la situación por la pandemia empeora día a día, mas si no hay una resurrección antes de las nuevas elecciones de Argentina, no tendrán posibilidad alguna de repetir el mandato.
En Brasil la situación de Bolsonaro es la de un presidente en la cuerda floja, que se sostiene únicamente porque Trump, los militares y las iglesias cristianas protestantes lo sostienen. Ha conseguido complicar mas la situación del país, tras los años de extraordinario crecimiento y desarrollo con Lula, que llevaron a Brasil a ser una de las nuevas potencias económicas emergentes, parte del BRICS, que incluye Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, que juntas son ahora la más rica y poderosa organización de países del mundo, fue el eje de UNASUR y CELAC, pero tras el estúpido derroche que fueron las olimpíadas, y el mundial de futbol en ese país, que hicieron lo mismo que hacían las fiestas de priostes en los tiempos de la Colonia, en que al campesino o indígena que mejor le iba, le nombran prioste, y debía dar de comer y beber al pueblo, lo que le devolvía a la pobreza, éste fue el error de Lula.
Si el error de Correa fue ser inocente, y no darse cuenta que con los bailes de las sabatinas, y con los premios Honoris Causa, estaba llevando al cielo, como cometa, a su vanidad, inclusive calificándolo como el mejor presidente del mundo, a sus espaldas, el contubernio tejía una traición dentro del partido Alianza País, que lo creó y lo presidió por 10 años.
Lula, como buen brasileño, pensó que a un pueblo que se desvela con el futbol y el carnaval, había que ponerlo contento con las Olimpíadas, que sirvieron de altar para que norteamericanos, chinos, o africanos se lucieran, no los brasileños y el mundial de futbol, que en la primera ronda eliminó a Brasil, con la peor goleada de su historia 7 a 1 por Alemania.
Aquel circo le salió caro y Dilma Rousseff fue quien pagó los platos rotos, de este error y vanidad garrafales, permitieron un golpe parlamentario que la destituyó y luego llevó a la cárcel a Lula, de la manera más injusta e incorrecta.
Bolsonaro el fascista latinoamericano, esta ahora considerado una lepra en el planeta, por el ecocidio que provocó en la Amazonía, al permitir a los ricos terratenientes de la industria ganadera, quemar bosques para agrandar sus ya enormes haciendas. Estos incendios que destruyeron 10.000 Km2 alarmaron al mundo, pues se destruía el pulmón del planeta, la mayor fuente de agua dulce, y el mayor banco genético de vida en La Tierra.
Hoy Bolsonaro representa la imagen del diablo con apariencia de brasileño y apellido italiano, que está llevando a Brasil a la guerra entre pobres y ricos, que ya empezó en la favelas y va en todas las direcciones de ese enorme país, a una confrontación imparable en el país más desigual del mundo
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