La revolución de los anticonceptivos, al igual que la revolución de los antibióticos produjo nuevas conductas humanas. En la revolución de los antibióticos, las enfermedades transmisibles, tales como las enfermedades de transmisión sexual se volvieron controlables y prevenibles. Enfermedades como la sífilis o la gonorrea, que fueron asesinas de muchos de los emperadores de Europa, y de muchos de los conquistadores, fueron fácilmente curables con una sola inyección de penicilina o con una semana de sulfonamidas. Pero las enfermedades virales nuevas como el papiloma, primera causa de cáncer uterino y el SIDA, hasta ahora la primera causa de muerte por enfermedades transmisibles en el mundo, frenaron el fin de la monogamia, que se venía como primer resultado del uso de anticonceptivos y de la monogamia como medio de prevenir embarazos no deseados y el mantenimiento de la familia patriarcal, que ahora ya no existe como forma de organización social dominante en las ciudades y países desarrollados, gracias al divorcio, la fecundación asistida, úteros de alquiler, la adopción y otras formas de tener hijos o no tenerlos, que ahora permite a las mujeres e incluso decidir sobre todo lo que tenga que ver con su placer y fecundidad.
"Imagino un matrimonio con más de una persona": el país donde las mujeres quieren poder casarse con más de un hombre
- Pooja Chhabria
- Servicio Mundial de la BBC
De pequeña, Muvumbi Ndzalama a menudo cuestionaba la tradición de la monogamia. Recuerda haberle preguntado a sus padres si se quedarían juntos por el resto de sus vidas.
"Sentía que la gente está destinada a ser estacional en nuestras vidas", le dice a la BBC.
"Pero todo lo que me rodeaba, desde las películas hasta la iglesia local, predicaba la monogamia y nunca entendí el concepto".
Ahora, con 33 años, Muvumbi se identifica a sí misma como una mujer poliamorosa y pansexual que está creando un espacio seguro para personas no monógamas en Sudáfrica.
"Tengo una pareja ancla con la que estoy comprometida actualmente y con la que tengo hijos, y mi otra pareja está feliz por nosotros", dice.
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"No quiere casarse... pero en el futuro, imagino un matrimonio con más de una persona. Y como pansexual, me atraen las personas, sin importar su género".
¿Más de un marido?
Sudáfrica tiene una de las constituciones más liberales del mundo, que abarca los matrimonios entre personas del mismo sexo y la poligamia para los hombres.
Ahora el país está pensando actualizar sus leyes de matrimonio y, como parte de eso, se está planteando una pregunta crucial sobre si permitir la poliandria, donde una mujer puede tener más de un marido a la vez.
Ha provocado una gran protesta por parte de los sectores conservadores.
"Esto destruirá la cultura africana. ¿Qué pasa con los hijos de esas personas? ¿Cómo sabrán su identidad?", preguntó el empresario y personalidad de la televisión Musa Mseleku, quien tiene cuatro esposas.
"La mujer no puede ahora asumir el papel del hombre. Es inaudito. ¿Pagará ahora la mujer la lobola [el precio por una novia] por el hombre? ¿Se esperará que el hombre adopte su apellido?".
Otros, como el líder del opositor Partido Demócrata Cristiano Africano (ACDP), el reverendo Kenneth Meshoe, dijeron que "destruiría la sociedad".
"Llegará un momento en que uno de los hombres dirá: 'Pasas la mayor parte del tiempo con ese hombre y no conmigo', y habrá un conflicto entre los dos hombres", agregó.
"Creencias que tambalean"
Muvumbi se da cuenta de que este es un momento crucial para las mujeres en las relaciones poliamorosas.
"La situación actual es tensa, muchas creencias de la gente se están viendo sacudidas", dice.
"Los hombres han sido abierta y felizmente polígamos o poliamorosos durante generaciones, pero las mujeres continúan sintiéndose avergonzadas por ello y hay mucho que desaprender".
Muvumbi ha sido abiertamente poliamorosa, o "poli" como la comunidad tiende a llamarlo, durante más de 10 años.
Ser poli simplemente significa que se puede estar en más de una relación, con el apoyo y la confianza total de la cantidad de parejas que se elija tener.
Actualmente tiene dos parejas masculinas: una "pareja de anclaje", con la que está comprometida y con la que comparte recursos, y una "pareja de gozo", de quien recibe placer sexual o romántico, pero a quien ve con menos frecuencia.
"Practicamos [un estilo llamado] poliamor de mesa, que se basa en conocer a las parejas del otro", dice. "No necesariamente tenemos que llevarnos bien, pero quiero que esa apertura sea muy tribal y comunitaria".
Inicialmente se mostró escéptica acerca de contárselo a su familia, pero decidió hablar con ellos hace unos cinco años cuando su vínculo con su pareja principal, Mzu Nyamekela Nhlabatsi, se fortaleció.
"Mi pareja principal también es poli, y no quería que mi familia se topara con él en un lugar público con otra pareja y se sintiera confundida", dice.
"También fue el momento en que nuestra hija cumplía 5 años y yo estaba comenzando mi activismo en este espacio. Aparecía en la televisión local mientras hacía campaña por la poligamia y no quería que se enteraran por otra fuente".
Muvumbi ha encontrado cierto nivel de aceptación por parte de ellos, pero dice que queda un largo camino por recorrer.
Recuerda cuando se comprometió recientemente y su pareja principal llevó a cabo la costumbre de la lobola, la tradición en la que un hombre paga a la familia de su futura esposa por su mano en matrimonio.
"Me preguntaron si debían esperar que otro hombre viniera a pagar el precio de la novia, y les dije que posiblemente sucedería", cuenta.
"Necesito vivir mi verdad, tanto si están de acuerdo como si no".
"Arraigado en el patriarcado"
Los activistas de los derechos de género están actualmente haciendo campaña para legalizar la poliandria en Sudáfrica, en aras de la igualdad y la elección, ya que la ley actualmente permite que un hombre tome más de una esposa.
Su propuesta fue incluida en un documento que el gobierno publicó para ser debatido públicamente, mientras se embarca en la mayor reforma de las leyes matrimoniales desde que terminó el gobierno de la minoría blanca en 1994.
El documento también propone otorgar reconocimiento legal a los matrimonios musulmanes, hindúes, judíos y rastafari, que actualmente se consideran inválidos.
Muvumbi dice que la propuesta es "como una plegaria respondida" y que las preocupaciones que se plantean en torno a la poliandria tienen sus raíces en el patriarcado.
El profesor Collis Machoko, un renombrado académico experto en el tema de la poliandria, ve signos similares.
"Con la llegada del cristianismo y la colonización, el papel de la mujer se redujo. Ya no eran iguales. El matrimonio se convirtió en una de las herramientas utilizadas para establecer la jerarquía", afirma.
Dice que la poliandria se practicaba en Kenia, la República Democrática del Congo y Nigeria, y todavía se practica en Gabón, donde la ley lo permite.
"La cuestión de los niños es fácil. Los niños que nazcan de esa unión son los hijos de la familia", añade.
"Una pelea diferente"
Muvumbi descubrió que las creencias patriarcales se estaban infiltrando en algunas de las relaciones que tuvo en el pasado y desde entonces le ha resultado más fácil estar con parejas que también son poli.
"Muchos hombres decían que les parecía bien que yo fuera poli, pero más adelante no estaban de acuerdo con eso", recuerda.
"Mi tipo de poliamor no es uno por el que trate de tener todos los amantes posibles; se trata de explorar una conexión con alguien si lo sientes".
Muvumbi conoció a sus dos parejas a través de una comunidad en línea que tiene como objetivo reunir a individuos poli en Sudáfrica.
Mientras el país debate el reconocimiento legal de la poliandria, ella está construyendo una plataforma en línea llamada Open Love Africa en colaboración con su pareja principal.
Dice que se esfuerzan principalmente por predicar la "no monogamia ética".
"La comunidad es pro-negra, pero aún es inclusiva y esperamos expandirla a medida que avanzamos", explica.
"Es un regalo para las personas que son felizmente no monógamas. Espero que encuentren su tribu y no sientan la necesidad de vivir una mentira".
Y, como cualquier otra pelea -dice-, siempre habrá gente que se oponga a ella.
"Cuando mi madre estaba embarazada de mí, protestaba para que las mujeres pudieran obtener anticonceptivos sin el consentimiento de un hombre".
"Era una pelea diferente entonces, y ahora es una pelea diferente para mí".
Información adicional de Pumza Fihlani
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