Llegar a ser un ecuatoriano campeón olímpico es una hazaña que supera en mucho a ser un campeón olímpico de un país desarrollado, como Estados Unidos, Europa, China o Rusia, e inclusive de paises como Cuba pues los deportistas tienen que vencer muchas mas adversidades que empiezan por la corrupción en las ligas deportivas barriales, parroquiales, provinciales o en el Comité Olímpico Ecuatoriano o la Asociación Ecuatoriana de Futbol, en que los dirigentes, cuando no son los más alcohólicos y viciosos del pueblo, son los más ricos, o los más mañosos políticos del país, que hacen de las suyas como dirigentes, y usan a los deportistas como esclavos, carnada o excusa, para darse lujos y placeres dentro y fuera del Ecuador.
Para la participación de Ecuador en estas olimpíadas se destinaron mas de 65 millones de dólares, que nadie puede dar razón de su uso en forma transparente, todo en medio de la pandemia, donde las compras públicas, de insumos, vacunas, pruebas, hasta la construcción de hospitales tienen visos de corrupción y con el cambio de gobierno, no hay cuentas, claras, abundan favores, trampas, discriminación, abandono, lujos, placeres y aparecidos, que convierten a la participación ecuatoriana en una caja de sorpresas, y a los deportistas ecuatorianos en hacedores de milagros como Neisi Dajomes, Tamara Salazar o Richard
Carapaz
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