Donald Trump ha entrado en desesperación, pues sus logros, como el empleo, y el renacimiento de su industria, y los negocios petroleros como principal productor del mundo, se vienen abajo con la pandemia del coronavirus, y pretende una acción militar para terminar con el gobierno de Maduro en Venezuela, e imponer gobiernos en Sudamérica, usando la llamada Guerra al Narcotráfico, que la tiene casi perdida.
El problema está en que Venezuela, al igual que Cuba y Nicaragua, han desarrollado formas de resistencia que le impidieron usar el factor sorpresa para colocar y luego manipular gobiernos como en Ecuador, Bolivia, Brasil, y Perú, donde se uso la traición, de Lenin Moreno, el golpe de estado en Bolivia, del general Kalimán, el reconocimiento de presidentes autoproclamados como Juan Guiaidó o Jannine Añez, la cárcel para los candidatos opositores posibles ganadores de elecciones, como Lula o Keiko Fujimori, la persecución politica, como con Correa y Evo Morales y la artificiosa prolongación de elecciones como la que lleva adelante Viscarra en Perú.
A no dudarlo el factor que impide a Estados Unidos apropiarse de Cuba, Venezuela, y Nicaragua es que tienen ejércitos apoyados por Rusia, que tienen capacidad de resistir y que tiene gran respaldo de sus poblaciones.
Una acción militar de Estados Unidos, en un momento en que su economía está entrando en colapso, no va tener el mismo efecto que tuvo luego de la Gran Depresión, el entrar en la Segunda Guerra Mundial, porque tiene el ejército más caro del mundo, en que cada misil, cada movimiento, es sumamente costoso, por esto no puede resistir guerras prolongadas, como lo prueban las guerras de Vietnam, Afganistán, o Siria, ahora tambien Irak, que luego de dos guerras perdidas, ahora el gobierno le ha pedido a Donald Trump retirar sus tropas, luego de la muerte del general Soleimani.
Una guerra en Venezuela, es casi demencial, que incendiaría América Latina, que el año pasado mostró su inconformidad con violentas protestas, olas migratorias en Centro y Sud América y cuando tienen al otro lado de la frontera venezolana, a los gerrillerros antiyanquis, más entrenados del mundo en las FARC y el ELN, a los más ricos financistas narcotraficantes, con capacidad ilimitada de proveer de armas ligeras a toda la población de Venezuela Ecuador y Colombia juntos, y de construir rápidamente narcoguerrillas como las de Afganistán, que derrotaron a las fuerzas norteamericanas, luego de 19 años de guerra, son variables que Estados Unidos debe tomar en cuenta.
La mejor forma de derrotar a los gobiernos izquierdistas de Cuba y Venezuela, es permitiendo el capitalismo estatal como en China y Rusia.
A la final no se trata de sacar a presidentes se trata de que la población de los países del Patio Trasero salgan de la pobreza, arrancarles de la opresión de sus mayores explotadores y opresores, las oligarquías estúpidas, violentas y torpes de cada país, que son una tara heredada desde que fuimos colonias españolas y usada por 150 años por Estados Unidos.
La pobreza, en América Latina, es el caldo de cultivo de la Iglesia de los Pobres, alentada por la Teología de la Liberación o iglesia marxista, del socialismo del siglo XXI, del trafico de drogas, del tráfico humano y de conflictos armados perpetuos como los de Colombia. La Teología de la Liberación y el socialismo del siglo XXI, son las formas no violentas de construir otro porvenir de los países latinoamericanos, la guerrilla, el narcotráfico y el trafico humano, son la forma violenta que están inventando los países del Patio Trasero de los Estado Unidos para cambiar su destino fatal.
Sin Maduro ni Guaidó: en qué consiste el plan de transición de Estados Unidos para Venezuela (y cuán viable es)
Estados Unidos presentó este martes su plan para lograr una "transición democrática" en Venezuela.
El secretario de Estado, Mike Pompeo, hizo público un documento en el que se propone la creación de un gobierno de transición -del que no podrían formar parte ni el actual presidente, Nicolás Maduro, ni el líder opositor, Juan Guaidó- y la celebración de elecciones en Venezuela a cambio del levantamiento de las sanciones de Estados Unidos.
Pompeo reiteró la postura de Washington sobre Venezuela: "Nicolás Maduro no volverá a gobernar".
Estados Unidos, como la mayoría de países europeos y latinoamericanos, reconoce a Guaidó como presidente interino del país y considera a Maduro un "dictador".
El gobierno de Donald Trump lleva años aplicando una política de presión diplomática y sanciones que busca forzar su salida del poder.
El último giro se produjo el pasado 26 de marzo, cuando el fiscal general de EE.UU., William Barr, anunció la presentación de cargos formales por narcotráfico y otros delitos contra Maduro y otros destacados dirigentes del chavismo, así como una recompensa para quien facilite su captura.
Qué dice el documento de Estados Unidos
El denominado Marco para la Transición Democrática de Venezuela pauta una serie de condiciones que deberían ir cumpliéndose paso a paso e irían acompañadas de un levantamiento paulatino de las sanciones impuestas sobre el país latinoamericano.
En primer lugar, se fija el restablecimiento de los poderes de la Asamblea Nacional, de mayoría opositora, y la anulación de la declaración de desacato que le impuso el Tribunal Supremo de Justicia, leal al gobierno.
Todos los "presos políticos" deberían ser puestos en libertad y debe concluir la persecución legal de la que en los últimos años han sido objeto diputados opositores.
También se disolvería la Asamblea Nacional Constituyente, el órgano legislativo "plenipotenciario" cuya creación impulsó Maduro tras su derrota en las elecciones legislativas de 2015.
A eso le seguiría una retirada de todas las fuerzas extranjeras presentes en Venezuela. El gobierno de Nicolás Maduro cuenta con apoyo militar de Rusia, que suele enviar personal y material al país, y de Cuba, que presta apoyo médico y, según numerosas fuentes, inteligencia y seguridad.
A partir de ahí, según el plan de Washington, se pondría en marcha un nuevo mecanismo electoral que implicaría la elección por consenso entre el chavismo y la oposición de un nuevo Consejo Nacional Electoral y un nuevo Tribunal Supremo.
Luego, se formaría un Consejo de Estado, con representación de chavismo y oposición, que fungiría como gobierno de transición hasta la celebración de nuevas elecciones en un plazo de entre 6 y 12 meses. El presidente de ese gobierno provisional no podría ser candidato.
Ningún miembro de la Asamblea Nacional podría formar parte del Consejo de Estado, lo que excluye a Guaidó de ese hipotético ejecutivo provisional.
A partir de esa fase, afirma el documento, Estados Unidos y la Unión Europea retirarán las sanciones a "quienes se habían atribuido funciones presidenciales", en clara alusión a Maduro, siempre y cuando "esas personas renuncien a cualquier otra pretensión de ocupar cargos ejecutivos" y reconozcan la autoridad del nuevo Consejo de Estado.
En ese momento, Venezuela podría optar a programas de apoyo internacional y se iniciarían negociaciones en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y otros organismos multilaterales a tal fin.
También se crearía una Comisión de la Verdad y la Reconciliación que investigaría los "actos de violencia graves ocurridos desde 1999" y se aprobaría una amnistía que cubriría todos los delitos, salvo los de lesa humanidad.
El proceso debería culminar con la celebración de elecciones parlamentarias y presidenciales en las que cualquier venezolano que cumpla los requisitos que fija la Constitución podría presentarse. Esos comicios deberían contar con observación internacional.
Al concluir ese proceso, ya no quedarían sanciones en vigor.
¿Dará resultado el plan de Estados Unidos?
Juan Guaidó agradeció la propuesta de Pompeo y reiteró su exigencia de que Maduro abandone el poder.
Pero la Cancillería de Venezuela rechazó tajantemente la propuesta en un comunicado. "Venezuela es un país libre, soberano, independiente y democrático, que no acepta, ni aceptará jamás, tutelaje alguno, de ningún gobierno extranjero".
El analista David Smilde, de la Oficina de Washington para Latinoamérica, un centro de análisis estadounidense, afirmó que el nuevo plan es "básicamente la misma propuesta que se discutió el verano pasado como parte de las negociaciones de Oslo y Barbados", las últimas conversaciones formales conocidas entre el gobierno y la oposición.
Entonces, recuerda Smilde, Estados Unidos fue "reacio a secundar ningún plan que permitiera a Maduro presidir unas nuevas elecciones".
Aunque bien acogido por la oposición venezolana, el plan también suscitó críticas de los demócratas estadounidenses, que apoyan la causa de Guaidó frente a Maduro, pero discrepan de la estrategia del gobierno de Donald Trump.
Eliot Engel, presidente del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, dijo que la decisión de acusar de narcotráfico a Maduro y otros dirigentes y, solo unos días después, ofrecer el levantamiento de las sanciones refleja "una política extremadamente incoherente".
Lograr un consenso entre el gobierno y la oposición que permita que ambos se reconozcan en unas mismas instituciones se presenta como un gran obstáculo, después de que en los últimos años el conflicto político en Venezuela haya llevado a que Guaidó y Maduro se reivindiquen ambos como legítimos presidentes, y existan dos asambleas legislativas que se disputan la superioridad la una sobre la otra.
Luis Vicente León, de la consultora Datanálisis, aseguró que "aunque la posición de Estados Unidos ha sido radicalizada" últimamente, "más allá de la probabilidad de éxito, promover una negociación es siempre una buena opción".
Otra dificultad a superar serían las más que probables reticencias de Rusia y China. Ambas potencias muestran desde hace años su apoyo a Nicolás Maduro y rechazan los intentos de Washington de interferir en la política venezolana.
Por último, después de la presentación de cargos criminales en tribunales estadounidenses, los máximos responsables de todas las ramas del poder en Venezuela, desde la judicial hasta la militar, se encuentran ahora sancionados o acusados por Estados Unidos.
Según Smilde, "da la impresión de que el gobierno de Trump está buscando una fractura en la coalición gobernante, entre quienes están en lo alto y los cuadros medios", un desenlace que el analista considera "improbable".
Por qué ahora
La pandemia desatada por el coronavirus causante de la covid-19 amenaza con colocar a Venezuela en una situación crítica.
Pese a que el gobierno ha confirmado un número de casos y muertes muy por debajo de las cifras de países más afectados en este momento, como Italia, España o Estados Unidos, la situación económica en el país, sumido en una grave crisis en los últimos años, podría empeorar aún más con la pandemia.
La caída del comercio mundial, el desplome de los precios del petróleo, del que Venezuela es muy dependiente, y el efecto de las sanciones de Estados Unidos dibujan un escenario muy sombrío parta el país sudamericano.
En un giro inesperado, Maduro solicitó ayuda financiera de emergencia al FMI para hacer frente a la pandemia, después de haberlo acusado durante años de estar al servicio del "imperialismo".
La petición fue rechazada, poniendo de manifiesto los graves apuros financieros que, según todos los analistas, atraviesa el gobierno venezolano, que en los últimos días había redoblado sus llamamientos a Washington para que relaje las sanciones ahora que el mundo entero afronta una emergencia sanitaria.
También voces habitualmente críticas con Maduro y su manejo de los derechos humanos en el país, como la de Michelle Bachelet, alta comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos; Josep Borrell, representante de Política Exterior de la Unión Europea; o el diario británico Financial Times apoyaron una excepción humanitaria a las sanciones debido a la pandemia.
Con su propuesta para la transición, Washington responde a esas voces y deja claro, de nuevo, que las sanciones pueden desaparecer… siempre que antes lo haga Maduro.
Donald Trump y su plan para Venezuela: sacar a Maduro y obtener rédito electoral
Tras el anuncio de una millonaria recompensa por la entrega de Maduro, EE.UU. presentó un “Marco de Transición Democrática” para Venezuela. Analizamos con expertos su contexto y su viabilidad.
El coronavirus no hace amainar la ofensiva de Estados Unidos contra el régimen venezolano. Tras el anuncio de una espectacular recompensa por la entrega de Maduro, Cabello y otras figuras clave del Gobierno venezolano, Mike Pompeo presentó oficialmente el martes (31.03.2020) un "Marco de Transición Democrática” para Venezuela.
Elliot Abrams, enviado especial de Estados Unidos para la crisis en Venezuela, argumentó en una columna de opinión publicada en The Wall Street Journal que el plan está destinado a reconducir Venezuela hacia la senda democrática, ahora que la pandemia y la caída de los precios del petróleo han profundizado la crisis de aquel país. La propuesta contempla la retirada de las sanciones a Venezuela a cambio de que tanto Maduro como Guaidó cedan el paso a un gobierno de transición encabezado por un Consejo de Estado para organizar nuevos comicios presidenciales y legislativos dentro de 6 a 12 meses.
Pero, a su vez, Estados Unidos tiene motivos más que suficientes para centrarse en sus propios asuntos: se acaba de convertir en nuevo epicentro de la pandemia y 2020 es año electoral. ¿Cómo interpretar el momento de presentación del "Marco de Transición Democrática”? "Es sorprendente, dadas las recientes acusaciones dictadas contra Maduro y su círculo cercano, que no parecen estar en sintonía con ese marco transicional", advierte Michael Camilleri, experto del think tank The Dialogue, con sede en Washington. Camilleri considera que ambas acciones podrían en parte explicarse, "indudablemente como estrategia electoral, sobre todo si pensamos en un estado crucial, como el de Florida".
¿Un plan viable?
El Gobierno de Trump, que en principio no parecía querer involucrarse en política exterior, ha tenido un mandato movido en ese sentido, con la presentación de un plan de paz para Cercano Oriente, el cierre de un acuerdo de paz con los talibanes de Afganistán, las disputas comerciales con China y la ofensiva contra el régimen de Maduro.
Pero ¿qué tan viable es la propuesta para Venezuela? El politólogo venezolano Miguel Ángel Martínez Meucci, profesor de la Universidad Austral de Chile y experto en conflictos políticos y procesos de pacificación, tiene sus dudas con respecto a dos puntos del plan: "Por una parte, no sé si la propuesta atiende a las particularidades de la Venezuela actual, que son muchas. Muy pocas transiciones se han dado en un contexto como el que actualmente caracteriza a este país, marcado por una grave crisis humanitaria, profunda participación del crimen organizado, servicios públicos colapsados y virtual inexistencia de soberanía nacional, dada la ausencia de autoridades legítimamente electas y la fuerte influencia de poderes extranjeros”, analiza el experto para Deutsche Welle.
"Por otro lado, no estoy seguro de que los destinatarios de la propuesta estén claramente identificados o de que haya contactos previos con la mayor parte de ellos”, prosigue Martínez Meucci. El experto venezolano se refiere a "un segundo nivel de funcionarios que puedan comprometerse con la hoja de ruta trazada”, a los que en realidad estaría dirigida la propuesta estadounidense, y no a Maduro y su círculo cercano.
La columna de opinión de Elliot Abrams en TWSJ refrenda su teoría. Abrams alude directamente a los militares venezolanos, "que jugarán un papel esencial para lograr un cambio pacífico para Venezuela y configurar su futuro político”. Para Martínez Meucci, el plan presentado prosigue la estrategia estadounidense de incidir en los incentivos a ciertos sectores para lograr "la fractura de la lealtad de la institución militar a Maduro y la apertura de una ruta concertada y electoral”.
Reacciones en Venezuela y en el mundo
Desde Caracas, Guaidó respaldó la propuesta estadounidense, similar a una planteada por la oposición en fallidas conversaciones mediadas por Noruega en septiembre. El Gobierno de Maduro, por su parte, rechazó de plano un "gobierno de transición inconstitucional". Como era previsible, Cuba rechazó el plan estadounidense por medio de un mensaje en Twitter de su canciller, Bruno Rodríguez: "Cuba rechaza el nuevo plan de Pompeo para Venezuela, que solo confirma la pretensión neocolonial de EEUU en línea con la Doctrina Monroe” y agregó que el planteamiento "constituye una amenaza para la paz y seguridad de nuestro hemisferio. Las sanciones deben levantarse sin condicionamiento alguno”.
Tras el anuncio del "Marco de Transición Democrática” para Venezuela, la OEA publicó un comunicado de apoyo al plan estadounidense, calificándolo de "propuesta válida de solución para salir de la dictadura usurpadora y recobrar la democracia en el país". Colombia, a quien la vecindad con una Venezuela en crisis y en plena expansión de la pandemia puede suponerle mayores tensiones, apoyó también sin reparos el anuncio: "La iniciativa presentada (...) está en línea con las propuestas y planteamientos realizados en el marco del Grupo de Lima a lo largo del último año sobre la urgencia de avanzar hacia una solución política, pacífica y liderada por los propios venezolanos", dijo la Cancillería colombiana en un comunicado.
Por su parte, el ministerio de Exteriores alemán dijo a DW que la iniciativa de EE.UU. "es un paso posible para impulsar el debate sobre el camino adecuado para lograr una solución pacífica negociada. La propuesta alude expresamente a elementos del proceso de Oslo, que consideramos el instrumento más adecuado para encontrar una salida a la crisis. El Gobierno alemán apoya especialmente la propuesta de un gobierno de transición paritario para preparar elecciones presidenciales y parlamentarias”. Mientras, la UE se comprometió a "estudiar cuidadosamente" la propuesta estadounidense en los próximos días, según dijo la vocera de la diplomacia europea, Virginie Battu.
Las reacciones al Marco de Transición Democrática vuelven a poner de manifiesto la división internacional en dos bloques según su apoyo o rechazo al Gobierno venezolano. "En el actual contexto internacional, veo difícil un acuerdo entre ambos bloques”, dice el politólogo Martínez Meucci. Por su parte, Michael Camilleri advierte desde Washington: "De aquí a noviembre veremos más presión de Estados Unidos contra el régimen de Maduro. Pero concluye que con las duras sanciones y acusaciones que ya ha recibido, "las opciones estadounidenses se reducen cada vez más”.
(jov)
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