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Al coronovirus se suman la incertidumbre y el caos que causa Trump
La prohibición de entrada para los europeos es sólo un ejemplo del caótico manejo que Donald Trump le está dando a la pandemia, dice Christina Bergmann. Sus seguidores también pueden sufrir las consecuencias.
Es una ironía que justo la pandemia del coronavirus ponga a tambalear a Trump. Él, que se considera un genio y un talento natural de la medicina, presumiendo de saber mucho sobre el virus y sus consecuencias. Sin embargo, bajo su gobierno, el conocimiento científico se ignora sistemáticamente y se suprimen cargos públicos clave. Esto le está pasando factura.
Ahora Trump afirma que nadie podía saber que esto se iba a convertir en pandemia. Nadie, excepto Luciana Borio, directora de Prevención Médica y Biológica del Consejo de Seguridad Nacional del Presidente, quien ya hace dos años declaró: "La mayor preocupación es la amenaza de una pandemia de gripe, para la que - me temo - no estamos preparados", añadió. Eso lo dijo un día antes de que su cargo, y el de su jefe, fueran abolidos por el entonces Consejero de Seguridad Nacional de Trump, John Bolton.
O faltan exámenes o son erróneos
EE.UU., en efecto, no sólo no está preparado, sino que es incapaz de responder a la carga de la crisis que se avecina, a
pesar de las afirmaciones de Trump. Hay una falta crónica de pruebas para el virus, lo que también explica el número aún relativamente bajo de personas infectadas (detectadas). Los primeros equipos de prueba enviados por la autoridad competente no funcionaron. Durante semanas, el coronavirus pudo propagarse sin ser notado, por ejemplo, en el estado de Washington.
Incluso varias afirmaciones de su discurso, que leyó directamente de la pantalla, tuvieron que ser corregidas o aclaradas inmediatamente por sus trabajadores: No, las mercancías de importación no caen bajo la prohibición de entrada impuesta a Europa por Trump. No, las compañías de seguros de salud no han abolido el copago privado para el tratamiento de los pacientes con coronavirus. Y sí, los estadounidenses que vienen de Europa están exentos de la prohibición, al igual que las personas con permiso de residencia en Estados Unidos (Green Card) y sus familias.
El castillo de naipes se derrumba
En tiempos de crisis, la tarea de un presidente es tranquilizar a la nación, especialmente haciendo declaraciones claras e inequívocas. Pero lo que Trump hace es sembrar más incertidumbre y propagar el caos. Sus mentiras se desmoronan - en público - como un castillo de naipes. La sugerencia de Trump de que contra el corona, el muro en la frontera con México es hoy más necesario que nunca, fue corregida inmediatamente por el director del Centro de Control y Prevención de Enfermedades que replicó: un muro no ayuda contra un virus. Y por cierto, México sólo tiene una mínima parte de los casos de coronavirus, en comparación con EE.UU.
¿Y por qué los visitantes europeos no pueden ahora entrar a Estados Unidos, con excepción de los británicos? La isla tiene más personas infectadas con coronavirus que algunos países del continente afectados por la prohibición.
El coronavirus no se deja intimidar con la arrogante retórica de Trump. Pero no debemos alegrarnos del mal ajeno, porque el precio del fracaso del gobierno de EE.UU. lo pagan las personas para las que el virus se está convirtiendo en una amenaza para la vida.
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