A todo el planeta ya le comenzó a preocupar lo que estábamos haciendo con el aire. El afectar al sueño al parecer tenía menos efectos globales que afectar al agua, al suelo lo habíamos afectado con la deforestación, la agricultura, la ganadería, los pesticidas, los herbicidas como agente naranja en la guerra de Vietnam o con el glifosfato en la llamada guerra al narcotráfico, que terminó siendo el herbicida mas usado en el mundo, porque ahorra el trabajo con machete o con máquinas de eliminar las llamadas hierbas malas de los campos y cultivos. El agente naranja tuvo peor suerte pues es un cancerígeno que afecta al hígado de los humanos, por lo que Estados Unidos aun sigue matando seres humanos y especies después de sus intervenciones militares, como lo ocurrido de Hiroshima y Nagasaki. El mayor problema de las guerras con Estados Unidos es que no se puede saber cuando la mortandad que desencadenan llegará a su fin, pues puede continuar con radiaciones, químicos cancerígenos, o guerras fratricidas luego de su sus tropas hayan dejado la zona de conflicto.
China ha denunciado que el COVID 19 es parte de una guerra bacteriológica que Estados Unidos llevó adelante cuando soldados norteamericanos portadores del virus llegaron a WUHAN para una competencia mundial deportiva de soldados. Cuba denunció que el dengue fue introducido por primera vez en América Latina durante la guerra fría en que Estados Unidos trajo el virus desde Africa para debilitar mas a la isla ante su resistencia a invasiones armadas. bloqueos, y asesinato selectivo con centenares de intentos por matar a Fidel Castro. Hoy el dengue se ha propagado por América Latina y tiene a mas de 3 millones de personas victimas de la enfermedad, aunque por suerte su mortalidad se ha logrado reducir gracias al descubrimiento de que ésta dependía de la mas de la rehidratación, que de cualquiera de los cuatro tipos de virus que pueda portar el Aedes Aegypti.
Esto nos plantea el problema de si son los virus, o es el ejercito norteamericano, con sus armas nucleares, sus armas químicas, o sus armas biológicas el verdadero problema para la subsistencia del planeta.
El problema va mas allá, se trata de entender como la mentalidad de hombres de negocios, se ha convertido en el problema de la humanidad, pues para los hombres de negocios, no hay escrúpulos si hay ganancia Esta mentalidad que llevó al a gran revolución tecnológica e industrial norteamericana, liberando lo mas valioso de la especie, su imaginación y creatividad, fue al mismo tiempo la creadora de la mafia transnacional, de las empresas transnacionales de explotación de materias primas o de mano de obra, que no han tenido escrúpulos en hacer derrames petroleros en la Amazonía, o en el océano, comercializar con diamantes sangrientos de Africa, o arrazar selvas para producir palma africana, carne, soya, producir la extinción de especies como las especies marinas con la pesca industrial o producir matanzas en países como Colombia o Costa Rica por no pagar mejores salarios a los trabajadores o productores de banano.
Hoy la mentalidad de los hombres de negocios, maneja sin escrúpulos la industria de la guerra o de producción y venta de armas, que en Estados Unidos es legal, y es la primera causa de muerte violenta, superando a los accidentes de transito, es mas es la primera causa de suicidios y asesinatos. También lo es de la industria del trafico humano, prostitución y sexo, que tiene la ventaja sobre la industria del narcotráfico en que el ser humano puede ser esclavizado, usad y reusado por años. en tanto en la droga, no se puede volver a usar la misma cosa que se uso, pero en las armas sí, se puede usar la misma arma una y otra vez.
Por supuesto la falta de escrúpulos ha pasado de la industria de la armas, la esclavitud o trafico humano a la industria química, sea esta como insecticidas, pesticidas, medicamentos o armas
La revolución de los antibióticos que marco la supervivencia de nuestra especie en el siglo XX, a pesar de haber tenido las peores guerras de la historia,
Por supuesto que la manipulación genética, que el ser humano la empezó hace 10.000 años para crear el maíz, los perros, y mas animales y plantas domesticadas, ahora tiene la posibilidad de jugar con nuestros propios genes, que siempre lo hicimos, mediante la discriminación racial y étnica, especialmente en el nazismo de Hitler y en la esclavitud negra de los Estados Unidos, pero no en un laboratorio, con manipulación del genoma humano, que fue descubierto a fines del siglo XX.
Las vacunas son la caja de Pandora, como lo fueron los antibióticos, los pesticidas, los herbicidas, en fin aquello que ahora nos permite la agricultura extensiva e intensiva, la ganadería extrema, la producción ilimitada de alimentos, ser al mismo tiempo víctimas.
Así fue como nación el VIH, que se dice vino de la vacuna de la polio que inicialmente usó como medio de cultivo del virus, el cerebro y los riñones del mono, que era portador inmune del VIH, es decir que como muchos virus de los vampiros, no les hace nada.
Hoy las pestes de los coronavirus tiene algunos factores que al parecer permiten a los virus que antes convivían pacíficamente con nosotros ser agresivos. Esto de que lo que nos rodea pase de ser una bendición a ser una maldición no es nuevo.
Algo similar está ocurriendo con el aire. Los coronavirus, solo son agresivos cuando la calidad del aíre al que hemos modificado con nuestros gases de efecto invernadero, como el CO2 o con aerosoles que continen químicos que afectan la capa de ozono. Esta modificación artificial del aire, ha convertido a los rayos solares en cancerígenos al destruir la capa de ozono y a los virus inofensivos en patógenos.
La pandemia del coronavirus, ha obligado a los países a tomar medidas para evitar el contagio y la propagación, entre ellas la no circulación de personas, que se ha visto desde el espacio como una drástica reducción de gases contaminantes, pues no eran las fábricas el mayor contaminante eran los vehiculos de transporte.
Ahora nos respa ver si el modificar la calidad del aire, el reducir su contaminación es en realidad la medicina mas efectiva, no la nueva vacuna.
Si la reducción de la contaminación en China o en Italia ahora los principales focos de la enfermedad y al mismo tiempo dos de los países con mayor densidad de población, produce una visible reducción de casos de enfermos con covid 19 antes de que llegue la vacuna, podemos decir que la medicina real era mejorar la calidad del aire mas que la vacuna.
Pero hay otra realidad, la revolución de los antibióticos y las vacunas, al igual que la de los insecticidas, pesticidas o herbicidas, nos han convertido en consumidores, de productos altamente cancerígenos usados en la agricultura, que solo décadas después de su uso han creado una peste de cáncer y el uso de antibióticos y vacunas al parecer han disminuido la capacidad de nuestro cuerpo de reaccionar por si mismo, de defenderse por sí mismo.
Esta incapacidad de defendernos de la radiación solar, de identificar y eliminar residuos químicos usados como abonos, pesticidas, insecticidas, herbicidas, y esta inactividad de nuestros glóbulos blancos, de nuestras inmunoglobulinas, de nuestra membranas celulares, del sudor para eliminar toxinas, del rápido agotamiento nuestro hígado para transformar a nutrientes y librarnos de toxinas, de la ocupación de nuestros pulmones por carbon, o tóxicos que nos llegan por el humo del tabaco, de la mariguana, de los gases de la calle, de la fabrica o por las reacciones desconocidas que nos está produciendo las radiaciones de las pantallas, los microondas, la electricidad y la luz artificial son factores que ya producen en los hombres una menor cantidad de espermatozoides, el exceso de proteínas al parecer también producen infertilidad como lo comprobó en1938 el primer médico geógrafo Josué de Castro, y hasta se habla de la desaparición del cromosoma Y en la especie humana como lo menciona BBC. El cromosoma Y es es portador de nuestra información inmunológico.
Al parecer estamos haciendo realidad aquella pelíclula de dibujos animados del pequeño robot que vivía en lo que quedaba de la Tierra luego de que los seres humanos tuvieron que dejar el planeta u vivir en naves espaciales porque por su inactividad bajas defensas ya no podían habitarlo.
Así pues podemos manejar la reaciones desproporcionadas del cuerpo como la tos, las secreciones, la congestión pulmonar, las alteraciones renales, con plantas que el organismo puede reconocer mejor que productos químicos y puede eliminar sus toxinas, que a lo mejor con medicinas.
Pero indudablemente la forma de defendernos de los virus respiratorios será a partir de mejorar la calidad del aire, descontaminarlo, respirar aire puro, como la forma de librarnos de las enfermedades hidrotransmisibles fue mejora la calidad del agua, la potabilización, la canalización.
pestes producidas por los coronavirus, con en MARS el SARS y el COVID 19 que ahora afecta al planeta, con la mayor reacción económica y con la mayor afectación a la movilidad de los seres humanos registrada en lo que va de este siglo XXI, nos hace ver que el real problema no son los virus, que como el COVID 19 aparentemente vivían en animales cercanos, como los cerdos, las aves o menos domésticos como los murciélagos, o los manndolines. La pregunta que surge de inmediato, es como estos habitantes normales de nuestro entorno se pudieron convertir en agentes patógenos y producir tantos enfermos y muertos entre los seres humanos.
A todo el planeta ya le comenzó a preocupar lo que estábamos haciendo con el aire. El afectar al sueño al parecer tenía menos efectos globales que afectar al agua, al suelo lo habíamos afectado con la deforestación, la agricultura, la ganadería, los pesticidas, los herbicidas como agente naranja en la guerra de Vietnam o con el glifosfato en la llamada guerra al narcotráfico, que terminó siendo el herbicida mas usado en el mundo, porque ahorra el trabajo con machete o con máquinas de eliminar las llamadas hierbas malas de los campos y cultivos. El agente naranja tuvo peor suerte pues es un cancerígeno que afecta al hígado de los humanos, por lo que Estados Unidos aun sigue matando seres humanos y especies después de sus intervenciones militares, como lo ocurrido de Hiroshima y Nagasaki. El mayor problema de las guerras con Estados Unidos es que no se puede saber cuando la mortandad que desencadenan llegará a su fin, pues puede continuar con radiaciones, químicos cancerígenos, o guerras fratricidas luego de su sus tropas hayan dejado la zona de conflicto.
China ha denunciado que el COVID 19 es parte de una guerra bacteriológica que Estados Unidos llevó adelante cuando soldados norteamericanos portadores del virus llegaron a WUHAN para una competencia mundial deportiva de soldados. Cuba denunció que el dengue fue introducido por primera vez en América Latina durante la guerra fría en que Estados Unidos trajo el virus desde Africa para debilitar mas a la isla ante su resistencia a invasiones armadas. bloqueos, y asesinato selectivo con centenares de intentos por matar a Fidel Castro. Hoy el dengue se ha propagado por América Latina y tiene a mas de 3 millones de personas victimas de la enfermedad, aunque por suerte su mortalidad se ha logrado reducir gracias al descubrimiento de que ésta dependía de la mas de la rehidratación, que de cualquiera de los cuatro tipos de virus que pueda portar el Aedes Aegypti.
Esto nos plantea el problema de si son los virus, o es el ejercito norteamericano, con sus armas nucleares, sus armas químicas, o sus armas biológicas el verdadero problema para la subsistencia del planeta.
El problema va mas allá, se trata de entender como la mentalidad de hombres de negocios, se ha convertido en el problema de la humanidad, pues para los hombres de negocios, no hay escrúpulos si hay ganancia Esta mentalidad que llevó al a gran revolución tecnológica e industrial norteamericana, liberando lo mas valioso de la especie, su imaginación y creatividad, fue al mismo tiempo la creadora de la mafia transnacional, de las empresas transnacionales de explotación de materias primas o de mano de obra, que no han tenido escrúpulos en hacer derrames petroleros en la Amazonía, o en el océano, comercializar con diamantes sangrientos de Africa, o arrazar selvas para producir palma africana, carne, soya, producir la extinción de especies como las especies marinas con la pesca industrial o producir matanzas en países como Colombia o Costa Rica por no pagar mejores salarios a los trabajadores o productores de banano.
Hoy la mentalidad de los hombres de negocios, maneja sin escrúpulos la industria de la guerra o de producción y venta de armas, que en Estados Unidos es legal, y es la primera causa de muerte violenta, superando a los accidentes de transito, es mas es la primera causa de suicidios y asesinatos. También lo es de la industria del trafico humano, prostitución y sexo, que tiene la ventaja sobre la industria del narcotráfico en que el ser humano puede ser esclavizado, usad y reusado por años. en tanto en la droga, no se puede volver a usar la misma cosa que se uso, pero en las armas sí, se puede usar la misma arma una y otra vez.
Por supuesto la falta de escrúpulos ha pasado de la industria de la armas, la esclavitud o trafico humano a la industria química, sea esta como insecticidas, pesticidas, medicamentos o armas
La revolución de los antibióticos que marco la supervivencia de nuestra especie en el siglo XX, a pesar de haber tenido las peores guerras de la historia,
Por supuesto que la manipulación genética, que el ser humano la empezó hace 10.000 años para crear el maíz, los perros, y mas animales y plantas domesticadas, ahora tiene la posibilidad de jugar con nuestros propios genes, que siempre lo hicimos, mediante la discriminación racial y étnica, especialmente en el nazismo de Hitler y en la esclavitud negra de los Estados Unidos, pero no en un laboratorio, con manipulación del genoma humano, que fue descubierto a fines del siglo XX.
Las vacunas son la caja de Pandora, como lo fueron los antibióticos, los pesticidas, los herbicidas, en fin aquello que ahora nos permite la agricultura extensiva e intensiva, la ganadería extrema, la producción ilimitada de alimentos, ser al mismo tiempo víctimas.
Así fue como nación el VIH, que se dice vino de la vacuna de la polio que inicialmente usó como medio de cultivo del virus, el cerebro y los riñones del mono, que era portador inmune del VIH, es decir que como muchos virus de los vampiros, no les hace nada.
Hoy las pestes de los coronavirus tiene algunos factores que al parecer permiten a los virus que antes convivían pacíficamente con nosotros ser agresivos. Esto de que lo que nos rodea pase de ser una bendición a ser una maldición no es nuevo.
Algo similar está ocurriendo con el aire. Los coronavirus, solo son agresivos cuando la calidad del aíre al que hemos modificado con nuestros gases de efecto invernadero, como el CO2 o con aerosoles que continen químicos que afectan la capa de ozono. Esta modificación artificial del aire, ha convertido a los rayos solares en cancerígenos al destruir la capa de ozono y a los virus inofensivos en patógenos.
La pandemia del coronavirus, ha obligado a los países a tomar medidas para evitar el contagio y la propagación, entre ellas la no circulación de personas, que se ha visto desde el espacio como una drástica reducción de gases contaminantes, pues no eran las fábricas el mayor contaminante eran los vehiculos de transporte.
Ahora nos respa ver si el modificar la calidad del aire, el reducir su contaminación es en realidad la medicina mas efectiva, no la nueva vacuna.
Si la reducción de la contaminación en China o en Italia ahora los principales focos de la enfermedad y al mismo tiempo dos de los países con mayor densidad de población, produce una visible reducción de casos de enfermos con covid 19 antes de que llegue la vacuna, podemos decir que la medicina real era mejorar la calidad del aire mas que la vacuna.
Pero hay otra realidad, la revolución de los antibióticos y las vacunas, al igual que la de los insecticidas, pesticidas o herbicidas, nos han convertido en consumidores, de productos altamente cancerígenos usados en la agricultura, que solo décadas después de su uso han creado una peste de cáncer y el uso de antibióticos y vacunas al parecer han disminuido la capacidad de nuestro cuerpo de reaccionar por si mismo, de defenderse por sí mismo.
Esta incapacidad de defendernos de la radiación solar, de identificar y eliminar residuos químicos usados como abonos, pesticidas, insecticidas, herbicidas, y esta inactividad de nuestros glóbulos blancos, de nuestras inmunoglobulinas, de nuestra membranas celulares, del sudor para eliminar toxinas, del rápido agotamiento nuestro hígado para transformar a nutrientes y librarnos de toxinas, de la ocupación de nuestros pulmones por carbon, o tóxicos que nos llegan por el humo del tabaco, de la mariguana, de los gases de la calle, de la fabrica o por las reacciones desconocidas que nos está produciendo las radiaciones de las pantallas, los microondas, la electricidad y la luz artificial son factores que ya producen en los hombres una menor cantidad de espermatozoides, el exceso de proteínas al parecer también producen infertilidad como lo comprobó en1938 el primer médico geógrafo Josué de Castro, y hasta se habla de la desaparición del cromosoma Y en la especie humana como lo menciona BBC. El cromosoma Y es es portador de nuestra información inmunológico.
Al parecer estamos haciendo realidad aquella pelíclula de dibujos animados del pequeño robot que vivía en lo que quedaba de la Tierra luego de que los seres humanos tuvieron que dejar el planeta u vivir en naves espaciales porque por su inactividad bajas defensas ya no podían habitarlo.
Así pues podemos manejar la reaciones desproporcionadas del cuerpo como la tos, las secreciones, la congestión pulmonar, las alteraciones renales, con plantas que el organismo puede reconocer mejor que productos químicos y puede eliminar sus toxinas, que a lo mejor con medicinas.
Pero indudablemente la forma de defendernos de los virus respiratorios será a partir de mejorar la calidad del aire, descontaminarlo, respirar aire puro, como la forma de librarnos de las enfermedades hidrotransmisibles fue mejora la calidad del agua, la potabilización, la canalización.
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