Bolivia: Áñez ''se quiere mantener en el poder, actúa de manera oportunista"
Bolivia se acerca a unas elecciones presidenciales bajo un escenario de incertidumbre debido al Coronavirus y en medio de una polarización política. El desenlace es incierto, según expertos.
El gobierno interino de Bolivia declaró una emergencia nacional para facilitar el uso de recursos contra el COVID-19. No obstante, observadores critican la improvisación con la que las autoridades enfrentaron los primeros casos.
"Una mujer que llegó de Italia con síntomas no fue recibida en ningún hospital, argumentando que no se tenía ninguna información, que no había equipos y que los hospitales estaban a tope", afirma en conversación con DW la politóloga boliviana Ana Soliz de Stange, catedrática de la Universidad Helmut Schmidt de las Fuerzas Armadas (Bundeswehr), con sede en Hamburgo.
Hospitales saturados por el dengue
"En Santa Cruz los hospitales están saturados, especialmente por los casos de dengue. Ahí los niños están durmiendo en el suelo. Las autoridades cerraron los vuelos provenientes de Europa, al igual que de Estados Unidos, y ahora dicen que van a habilitar centros deportivos para atender a los enfermos de COVID-19. Eso demuestra la improvisación de este gobierno", critica la académica.
Los comicios del próximo 3 de mayo decidirán los cargos de presidente, vicepresidente, 36 senadores y 130 diputados del país. Sin embargo, las principales fuerzas políticas anunciaron la suspensión de actos electorales para evitar contagios. El candidato del Movimiento al Socialismo (MAS), Luis Arce lidera la intención de voto, con alrededor de un 32%, según una encuesta realizada por Mercados y Muestras. El segundo lugar se lo disputan el candidato de Comunidad Ciudadana y expresidente (2003-2005) boliviano Carlos Mesa, que tendría un 23% de la intención de voto, seguido por la candidata de Alianza Juntos y presidenta interina, Jeanine Áñez,quien contaría con un 21% de apoyo.
Según el sistema electoral boliviano, para declararse victorioso, un candidato debe tener por lo menos un 40% de los comicios y aventajar por lo menos en un 10% al candidato que ocupe el segundo puesto. "No hay nada seguro, porque hay muchos que cuestionan las encuestas. Podría ser que el MAS alcance el 40% de la votación. Eso no es lejano de la realidad, dependerá si alcanza la diferencia de 10% respecto al segundo candidato", afirma Ana Soliz de Stange.
El respaldo al MAS
"Es innegable que el Movimiento al Socialismo (MAS) seguirá teniendo una presencia importante en la política en Bolivia. El apoyo que sigue teniendo de la gente no solo se debe al buen manejo económico, al crecimiento que registró Bolivia durante los últimos años. Se puede discutir si se debió a la buena política de Arce, [exministro de Economía y Finanzas], o al auge de las materias primas, o a una combinación de ambas", según la catedrática. Pero además de eso, según Soliz de Stange, el apoyo del MAS tiene que ver con la representación necesaria e histórica en un país de mayoría indígena. "Es un grupo que se sintió discriminado y que siente que solo a través del MAS son tomados en cuenta en Bolivia", explica.
Por su parte, el politólogo español y catedrático de la Universidad de Salamanca Manuel Alcántara Sáez considera que el MAS tiene un sólido apoyo en los sectores populares e indígenas que se han beneficiado durante los últimos 15 años. "Veo al MAS como el partido que tendrá la mayoría en el Congreso, pero no creo que alcance la mayoría necesaria en la primera vuelta presidencial, y es probable que en la segunda vuelta sea derrotado por una coalición antimasista" destaca.
Ana Soliz de Stange subraya que la tarea de la oposición debiera ser asegurarse de que la próxima presidencia sea una de inclusión. "Estamos hablando de que un 30% de la población apoya al MAS y, por lo tanto, tiene que estar incluido dentro del gobierno, no pueden hacerlo desaparecer".
No es posible una victoria sin inclusión
La catedrática destaca que, en las elecciones de octubre, Mesa tenía posibilidades de aglutinar votos como candidato a nivel nacional. "Ahora con esta cantidad de candidatos que hay vemos que el voto se ha dividido, pero mantiene gran parte del apoyo, comparado con otros candidatos. Carlos Mesa ve más claramente que no es posible una victoria electoral sin inclusión, dada la radicalización que se vive en Bolivia y la dispersión de votos.
Según la académica, Mesa no es el único que tiene un discurso moderado. "También lo tiene Fernando Camacho, el problema es que a Camacho, que no alcanza ni el 10% de la intención de voto, se lo identifica mucho con la región de Santa Cruz. Ha pasado a ser un líder regional y no tiene credibilidad el discurso pro inclusión que tiene".
Ana Soliz de Stange critica el papel que ha jugado la presidenta interina Jeanine Áñez. "En este momento está jugando un papel nefasto. La renuncia de Evo Morales y todo el proceso que le siguió es el resultado, en gran parte, de un movimiento ciudadano. La población se rebeló ante un gobierno que dio la espalda a la Constitución, que generó muchos casos de corrupción y de persecusión política. La gente se movilizó y, como resultado, Evo Morales tuvo que renunciar. En ese momento Jeanine Áñez era senadora y vicepresidenta, pero de un partido político que no alcanzó ni el 4% de apoyo a nivel nacional. Ni siquiera su propio partido la consideró para relanzar su candidatura como senadora. En enero, ella tendría que haberse ido a su casa. Pero se convirtió presidenta interina, con el mandato de llevar adelante la transición. Sin embargo, no entendió que su papel era apoyar la pacificación y convocar a elecciones con rapidez para conformar un gobierno democráticamente electo".
Vuelven las protestas y la violencia
Soliz de Stange destaca que, con la presentación de su candidatura, Áñez ha puesto en riesgo todos estos objetivos que le transfería el mandato de presidenta interina: "Vemos que hay nuevamente focos de violencia y manifestaciones. La gente rechazó a Evo Morales y pone en su lugar a una persona con la esperanza de que, rápidamente, convoque a elecciones, y resulta que acaba haciendo lo mismo que Morales. Pero Áñez se quiere mantener en el poder, actúa de manera oportunista y aprovecha que tiene los medios que otorga el manejo del gobierno". La académica señala que ya hay algunas denuncias de corrupción, y también hay una persecución política. "Esto no es lo que la gente buscaba", indica.
El politólogo Manuel Alcántara Sáez coincide sobre el papel de Áñez: "No ha sabido desempeñar el papel institucional que tenía que realizar al frente de un gobierno interino de transición. Debería haber postergado su ambición política", señala.
Así las cosas, Ana Soliz de Stange resalta que hay una gran cantidad de votantes indecisos. "La intención de voto de la que hablan las encuestas son los votos que están decididos, pero hay un porcentaje de hasta un 40% de votantes indecisos, o que quieren anular su voto. Eso es el resultado de lo que está pasando, de la candidatura de Áñez y la división de la oposición al MAS. Áñez ha hecho una buena propaganda aprovechando el aparato estatal", concluye la experta.
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