Estados Unidos se retira con la cola entre las patas de Afganistán, el territorio que ha vencido a todos los imperios que entraron en esas montañas, desde antes de Cristo. Esta derrota llega luego de la más larga guerra armada en la historia de Estado Unidos, pues la mas larga guerra económica es la guerra que lleva contra Cuba que ya supera los 60 años, y la guerra contra las drogas que la está perdiendo también luego de 40 años. Esta es la segunda derrota militar en tiempos de Donald Trump. La primera fue en Siria en que no logró derrocar a Assad, que continúa como el mandatario de ese país, luego de la mas feroz guerra en el inicio del siglo XXI. Siria que con la ayuda de Rusia logró derrotar a Estados Unidos, Francia, e Inglaterra, Israel, al Estado Islámico y a Al Qaeda, ahora posee una capacidad bélica que reta a la mayor potencia militar de la Otan, Turquía.
La tercera derrota sería no sacar a Maduro del poder en Venezuela, antes de las próximas elecciones de los Estados Unidos.
El gran problema de estas derrotas es que muestran que el ejercito norteamericano es vencible fuera de su territorio, a pesar de su enorme costo, número de bases militares fuera de Estados Unidos, el extraordinario equipamiento, y las posibilidades de sobrellevar guerras económicas, con sanciones económicas o bloqueos, cibernéticas, de intimidación y su enorme capacidad de desplazarse.
EE. UU. y talibanes firman histórico acuerdo para retirar tropas estadounidenses de Afganistán
Estados Unidos anunció que reducirá a 8.600 soldados su destacamento militar en Afganistán en un periodo de 135 días. El pacto apunta a terminar la guerra de 18 años en Afganistán, la más larga de Estados Unidos.
Estados Unidos y los talibanes rubricaron este sábado (29.02.2020) un histórico acuerdo de paz en la capital catarí en presencia de observadores internacionales y dignatarios de diversos países, entre ellos los ministros de Exteriores de Turquía y Pakistán, además de una amplia delegación insurgente.
El pacto fue firmado por el representante especial de Estados Unidos para la paz Zalmay Khalilzad y el líder talibán mulá Abdul Ghani Baradar.
El acuerdo de paz apunta a terminar la guerra de 18 años en Afganistán, la más larga de Estados Unidos.
Estados Unidos anunció que reducirá a 8.600 soldados su destacamento militar en Afganistán en un periodo de 135 días, reza la declaración conjunta de los gobiernos de Estados Unidos y Afganistán hecha pública en Kabul poco antes de la firma del acuerdo en Catar.
Estados Unidos cuenta actualmente con unos 14.000 en el país asiático.
En 14 meses todas las tropas extranjeras saldrán del país si el acuerdo se cumple.
El representante especial para la reconciliación de Afganistán, Zalmay Khalilzad, y el cofundador del grupo talibán Mullah Abdul Ghani Baradar firman el acuerdo en Catar, Doha (29.02.2020)
Los talibanes ordenaron este sábado la suspensión de todas sus operaciones militares en Afganistán, anunció su portavoz, debido a la firma del acuerdo.
Esta decisión se produce tras una tregua parcial de una semana entre los insurgentes y las fuerzas afganas y estadounidenses, durante la cual el número de ataques disminuyó significativamente.
Esta "reducción de la violencia" era la condición para la firma del acuerdo entre Washington y los talibanes para una retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán a cambio de garantías de seguridad y el inicio de un diálogo entre insurgentes y gobierno afganos.
rrr (efe/afp/reuters)
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El acuerdo de paz que acaba de firmar Estados Unidos con los Talibán tiene similitudes con el que firmó en 1973 con Vietnam del Norte. Las dos guerras tienen muchos parecidos, y el acuerdo de Doha, como sucedió hace 45 años, podría tener consecuencias indeseadas.
El analista estadounidense Anthony Cordesman explicó después de un viaje a Afganistán: "estamos luchando en una guerra medio siglo después por razones similares a otra guerra que perdimos medio siglo antes".
Los Talibán, igual que hizo el Vietcong (o Frente Nacional de Liberación de Vietnam y las Fuerzas Armadas de la República Democrática de Vietnam), utiliza la guerra de guerrillas, se esconde y forma parte de una población que Estados Unidos no conoce ni comprende.
El sábado 29 de febrero pasado Estados Unidos firmó el acuerdo de paz con los Talibán. Acordaron que durante siete días habría una "reducción de la violencia" y que el gobierno afgano, que no participó en las negociaciones, liberaría a 5.000 prisioneros.
Pero a continuación, el presidente Ashraf Ghani, afirmó que no los liberaría. La respuesta de los Talibán fue lanzar 75 ataques entre el domingo y el miércoles, que costaron la vida a 66 personas. Estados Unidos respondió con ataque aéreos.
Confusiones sobre el conflicto
Diversos análisis en las últimas semanas han planteado las analogías entre Afganistán y Vietnam, y las perspectivas no son alentadoras.
En ambos conflictos el factor principal ha sido el nacionalismo contra la ocupación extranjera, pero Estados Unidos lo entendió como "ofensiva comunista", en un caso, y "terrorismo islamista", en el otro.
El incorrecto análisis de las razones del enemigo ha sido uno de los factores comunes para el fracaso. Los estrategas estadounidenses confundieron en Afganistán la lucha contra al-Qaeda con la guerra contra los Talibán, dos actores totalmente diferentes.
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La implicación de Estados Unidos en Vietnam comenzó en la década de 1950 cuando prestó ayuda económica e inteligencia a Francia, entonces potencia colonial.
En 1960 Washington ya tenía 900 asesores militares y fueron aumentando. En 1965 el presidente Lyndon B. Johnson autorizó que entraran en combate. En diciembre de ese año ya había 184.300 efectivos estadounidenses, y llegaron a 535.100 en 1968.
La lógica de la intervención militar era detener el avance del comunismo. Durante la Guerra Fría, Moscú, Washington y Pekín competían por controlar a los países de Asia, África y América Latina.
En círculos estratégicos de Estados Unidos se manejaba la "teoría del dominó": si un país caía en manos del comunismo, otros en la región les seguirían.
Apoyo a un aliado local corrupto
Estados Unidos entró en la guerra de Vietnam alegando un ataque en el golfo de Tonkin -que resultó ser autoprovocado- contra su fuerza naval.
El gobierno de George W. Bush atacó Afganistán en 2001 como represalia por los atentados terroristas del 11 de septiembre, en los que ese país no tuvo participación.
Los Talibán albergaban a Osama bin Laden, quien había planificado las operaciones en Nueva York y Washington.
Pero, a diferencia de Al Qaeda y el Estado Islámico, este grupo nunca ha mostrado ambiciones regionales o globales. Los engaños permitieron entrar con más facilidad en estas guerras, pero la salida ha sido mucho más complicada.
En los dos casos Estados Unidos apoyó a gobiernos locales débiles y corruptos que no controlaban el conjunto del país.
La élite política de Vietnam del Sur, y actualmente de Afganistán, adolecía de profundas divisiones y carecía de legitimidad en la mayor parte de la población.
Bombardeos y mentiras
En ambas guerras Washington incrementó el número de efectivos mientras anunciaba que la victoria estaba cercana. Pero, en la realidad, el Vietcong y los Talibán conquistaban más territorio y las tropas de Estados Unidos no consolidaban sus posiciones.
Los bombardeos masivos que realizó Estados Unidos en Vietnam, y los ataques con drones contra los Talibán no le sirvieron, y crearon profundos resentimientos entre las poblaciones.
Según el Bureau of Investigative Journalism desde que comenzó la intervención en Afganistán hasta febrero de 2020, Estados Unidos realizó 12.720 golpes con drones que produjeron entre 4.100 y 10.000 víctimas.
La prensa desempeñó un papel importante en revelar que los gobiernos de Lyndon Johnson y Richard Nixon engañaron a la opinión pública sobre el desarrollo de la guerra, enviando más efectivos a combatir, y causando grave destrucción con los bombardeos y el uso masivo de napalm.
En 1971 el New York Times publicó los denominados Papeles del Pentágono, miles de documentos que probaban que los gobernantes sabían la situación real en Vietnam.
En el caso afgano, el periodismo y análisis independientes han mostrado también que la guerra se perdía. Recientemente una investigación del Washington Post, basada en fuentes gubernamentales, mostró que los gobiernos de Bush, Obama y ahora Donald Trump han mentido sobre las expectativas de triunfo.
Las retaguardias
Tanto el Vietcong como los Talibán han disputado el acceso y apoyo del sector rural a Estados Unidos y sus gobiernos aliados en Saigón y Kabul. Los campesinos fueron la base social del Vietcong y en Afganistán han cooperado o están sometidos a los Talibán.
Richard Hoolbroke, fallecido enviado especial para Afganistán durante la presidencia de Obama, escribió: "hay una constante en la contrainsurgencia: no es posible ganar contra un enemigo que cuenta con una retaguardia segura".
El Vietcong contaba con retaguardia para sus operaciones en Laos, Camboya y China, y recibía armas y apoyo financiero y político de Pekín y Moscú.
Los Talibán cuentan con retaguardia en Pakistán, y han sido apoyados por el poderoso servicio de inteligencia pakistaní. Además, en la denominada "zona tribal" fronteriza con Afganistán, sobre la que el Estado pakistaní no tiene casi control, opera el grupo aliado Teherik-i-Taliban.
Las víctimas
La guerra de Vietnam costó la vida a 2,2 millones de civiles vietnamitas, 1,1 millones de combatientes de Vietnam del Norte, aproximadamente 250.000 del Sur y 58.200 estadounidenses.
Una investigación de Armed Conflict Location & Event Data Project (ACLED) y la BBC mostró en 2019 que Afganistán es el conflicto más letal del mundo y con un altísimo impacto sobre la población civil.
Desde 2001 se estima que han muerto 111.000 personas (civiles, militares, policías y Talibanes), y otros 360.000 por impacto indirecto de la guerra. Por su parte, Estados Unidos ha perdido 2.400 efectivos.
La guerra de Vietnam produjo un éxodo masivo de refugiados en 1975 y 1978, conocido como los boat people. Afganistán ha generado 2,6 millones de refugiados, la mayoría en Pakistán e Irán.
Las negociaciones
Entre 1968 y 1975 Estados Unidos y Vietnam del Norte, representados por el el diplomático Henry Kissinger y el miembro del politburó del partido comunista Lê Đức Thọ, negociaron un acuerdo en secreto sin incluir hasta el final al gobierno de Saigón. Fue firmado en enero de 1973.
En el caso afgano las negociaciones han sido entre Estados Unidos y los Talibán, sin incluir al gobierno de Kabul del presidente Ashraf Ghani.
Tanto los Talibán como Vietnam del Norte exigieron en las negociaciones que Estados Unidos se retire unilateralmente y rechazaron gobiernos de coalición.
Estados Unidos mandó a casa sus fuerzas en marzo de 1973, y abandonó totalmente Vietnam del Sur en abril de 1975. En Doha, Washington ha aceptado salir de Afganistán en 14 meses.
El exembajador estadounidense en Kabul, Ryan Crocker, ha dicho al New York times: "Doha me recuerda las conversaciones de Paris sobre Vietnam. Fuimos la mesa de negociaciones y básicamente le dijimos a Vietnam del Norte y el Vietcong: nos rendimos, estamos aquí para tan sólo acordar los términos".
¿Quién ganó la guerra?
El debate sobre quién ganó la guerra de Vietnam ha continuado durante décadas, y probablemente ocurra lo mismo sobre Afganistán.
El objetivo de Estados Unidos era impedir que el comunismo triunfara en ese país del sudeste asiático. Pero se impuso en un Vietnam unificado.
Desde otra perspectiva, Vietnam sufrió una terrible destrucción y décadas después sigue el modelo chino de capitalismo económico, utilización de su mano de obra barata para producir bienes para la exportación, y autoritarismo comunista en la esfera política.
En Afganistán tanto Estados Unidos como los aliados de la OTAN fracasaron en las campañas de contrainsurgencia, la construcción del estado afgano según el modelo occidental, acabar con la economía ilícita de la droga. El único éxito será, posiblemente, que los Talibán no alberguen a grupos terroristas.
Algo que se podría haber conseguido sin perder tantas vidas y gastar, según del The Costs of War Project (Universidad de Brown) 2 billones de dólares entre 2001 y 2019.
Posibles consecuencias
Como ocurrió en Vietnam, al no haber participado en las negociaciones, y perder la mayor parte del apoyo militar de Estados Unidos, la debilidad del gobierno de Kabul es muy grande.
Estados Unidos ha condicionado la retirada total de sus tropas a que los Talibán negocien un acuerdo de poder compartido con el gobierno de Ghani.
Esto no será fácil, especialmente porque tienen la fuerza y el tiempo para esperar a que Estados Unidos y los aliados se retiren definitivamente.
El sector de la población civil que rechaza la ideología y políticas de los Talibán, particularmente mujeres, ven con gran preocupación que los Talibán puedan tomar el poder, sea por la fuerza o en elecciones.
En Vietnam, los sectores anticomunistas liberales tuvieron que aceptar el régimen comunista, o huir.
También es frágil la situación de las fuerzas armadas afganas. Pese al entrenamiento y la inversión que la comunidad internacional ha hecho en equipos, tanto la policía como el ejército tienen una gran desmotivación, y un alto nivel de deserciones.
En los últimos años de la guerra el ejército de Vietnam del Sur carecía de visión y estrategia, y fue derrotado y desmovilizado por el Vietcong.
En Kabul se teme que paradójicamente se repita lo que ocurrió en 1988-1989 durante la salida de las tropas de la ex URSS del país: los insurgentes mujahideen continuaron atacando al gobierno que había sostenido Moscú con tropas desde 1979. En el gobierno de Kabul cayó en 1992, el país entró en guerra civil hasta que los Talibán se hicieron con el poder en 1996.
No hay dos conflictos armados iguales, pero entre Vietnam y Afganistán hay similitudes suficientes para considerar que, pese al acuerdo de paz, la guerra no ha terminado.
*Mariano Aguirre es analista de cuestiones internacionales. Asesor del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Deusto (Bilbao). Ex asesor de la Oficina del Coordinador Residente de Naciones Unidas en Colombia.
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