La educación académica en Ecuador es más antigua que la de Estados Unidos, Rusia o Suecia. Tenemos Universidades desde 1560, pero desde entonces la educación fue un mecanismo para convertir a los habitantes de este país en individuos sumisos al rey de España, al Papa, a los gobernantes, terratenientes, exportadores, banqueros y a los que llegaban al poder. Hoy las escuelas, colegios y universidades son una costosa fábrica de desocupados, emigrantes, y violentos, que invaden otros países, que han convertido al narcotráfico en la más rentable de las actividades. Nuestros profesores son unos groseros, autoritarios, acosadores que nos obligan a aprender lo inútil, repetir sus palabras y su errores, a imitar sus estupideces. Miles de millones de dólares del gobierno, o de los padres de familia, mas incontables años de vida de los niños y jóvenes, son destinados a aprender lo inútil, a aprender para soportar a malos gobiernos, a educadores estúpidos, a soportar la desocupación, la inestabilidad laboral, a pensar todos los días como largarnos de este infierno, que es ahora Ecuador, visible en la cárceles, hospitales, las calles, los puertos y centros educativos. Nuestros hijos sueñan con dejar este paraíso de los ricos, los oportunistas, los corruptos, los sabidos, los usurpadores, los traidores, los mentirosos, los evasores de impuestos, de los que pueden sobornar, pagar abogados, o sicarios, que pagan mal a personas que pueden hacer lo que ellos quieren, desde complacerlos en sus vicios, hasta llenarlos de dinero en sus negocios o empresas, en sus puestos de mando dentro o fuera del gobierno.
Ecuador es una fábrica de los que quieren escapar de este país, donde el que tienen su dinero en paraísos fiscales, enormes propiedades, se casan con un rico heredero o afortunado, son oficiales dentro del ejercito, la policía, logran entrar en los sindicatos públicos, o estar cerca del gobernante de turno, son felices, porque los ebirros, ladinos, sumisos, obedientes son los que tienen la posibilidad de vivir y prosperar aquí.
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