Julian Assange vuelve a ser el heroe de la verdadera libertad de prensa que no existe en Ecuador ni en Estados Unidos
Arranca nuevo juicio sobre la extradición de Assange por apelación de EE. UU.
Primera modificación:
Durante una audiencia de dos días, desde este 27 de octubre, el Gobierno de Estados Unidos apela contra la decisión de una jueza británica que el pasado enero bloqueó la extradición del fundador de Wikileaks, Julian Assange, tras argumentar un alto riesgo de suicidio. Las autoridades estadounidenses desestimaron los argumentos de la magistrada y pidieron de nuevo que el periodista sea trasladado a su país para enfrentar un juicio por publicar secretos militares.
Julian Assange vuelve a enfrentar el pedido de extradición de EE. UU. más de una década después de la mayor filtración de secretos militares por medio de Wikileaks.
El Tribunal Superior de Londres evalúa desde este miércoles el recurso de apelación del Gobierno estadounidense para revocar el fallo de la jueza británica, Vanessa Baraitser, que el pasado enero bloqueó la extradición del periodista australiano.
Las dos partes exponen sus argumentos a favor y en contra de su entrega en una audiencia que concluirá el 28 de octubre. Baraitser respaldó su decisión de que Assange sufre un deterioro en su salud mental por lo que presenta “riesgo de cometer suicidio” si es trasladado al otro lado del Atlántico.
Sin embargo, Washington desestimó los argumentos de la magistrada. Incluso señaló que Baraitser fue “engañada” en la evidencia psiquiátrica entregada por el experto Michael Kopelman, a quien los abogados estadounidenses acusan de ocultar información en su reporte como que su cliente engendró hijos mientras se refugiaba en la Embajada de Ecuador en Londres.
La parte acusadora señala que Assange no alcanza el umbral de estar “muy enfermo” para no poder resistirse a hacerse daño.
Baraitser también indicó que existen dudas sobre si EE. UU. podría garantizarle seguridad al periodista mientras espera por un juicio en sus cárceles, conocidas por sus "duras condiciones".
La jueza ha citado el caso del magnate Jeffrey Epstein, quien logró suicidarse bajo la custodia de las autoridades estadounidenses.
Pero Washington no desiste en sus exigencias y según documentos citados por Reuters este miércoles, ratificó la oferta de permitir que Assange cumpla su condena en Australia, su país de origen, después de culminar su juicio en Estados Unidos.
El fundador del portal de filtraciones vuelve a enfrentar una batalla jurídica tras más de diez años de pugnas legales y luego de haber sido arrestado en Reino Unido en 2019 por saltarse la fianza después de pasar siete años dentro de la embajada ecuatoriana para evitar la extradición a Suecia, donde inicialmente enfrentó acusaciones de agresión sexual que luego fueron luego descartadas.
Espero que las cortes pongan fin a esta pesadilla
Actualmente permanece en una prisión de alta seguridad de Belmarsh, al sureste de Londres, donde según la madre de sus dos hijos menores y exmiembro de su equipo legal, Stella Moris, vive en medio de "un ambiente terrible".
"Es completamente impensable que los tribunales de Reino Unido puedan estar de acuerdo con esto (…) Espero que las cortes pongan fin a esta pesadilla y que Julian pueda volver a casa pronto y prevalezca la sabiduría", afirmó.
¿De qué acusa Estados Unidos a Assange y por qué insiste en su extradición?
Assange es pedido en extradición para enfrentar 17 cargos por violar la ley de espionaje estadounidense luego de que en 2010 publicara los polémicos archivos de WikiLeaks; un paquete de 500.000 archivos secretos sobre las campañas militares estadounidenses en Irak y Afganistán donde se expuso decenas de irregularidades, crímenes y excesos.
Entre los archivos resaltaba un video en que se veía cómo helicópteros de combate estadounidenses disparaban contra civiles en Irak –en 2007–, un ataque puntual que dejó a una docena de civiles muertos, incluidos dos periodistas de la agencia de noticias Reuters.
El periodista enfrenta otro cargo más por piratería informática, debido a la presunta ayuda que habría brindado a la exoficial de inteligencia militar Chelsea Manning para obtener los documentos de sistemas informáticos militares seguros.
Sin embargo, organizaciones por la defensa de derechos humanos como Amnistía Internacional aseguran que este caso atenta contra la libertad de prensa y que los cargos tienen motivaciones políticas, por lo que deberían ser retirados.
“Casi 20 años después, prácticamente nadie es responsable de los presuntos crímenes de guerra de Estados Unidos cometidos en el curso de las guerras de Afganistán e Irak. Sin embargo, un editor que expuso tales crímenes está potencialmente enfrentando una vida en la cárcel”, sostuvo Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.
Cualquiera de las partes que pierda en el proceso para la entrega de Assange a EE. UU. podrá recurrir a una nueva apelación ante la Corte Suprema de Reino Unido. Independientemente de la decisión que se produzca esta semana, se avecinan meses o quizás años de más disputas legales alrededor del caso que puso a Estados Unidos en más de un aprieto.
Ya es hora de liberar a Julian Assange
Una corte londinense decidirá si revocar o no la decisión de no extraditar al fundador de Wikileaks. Según Rebecca Vincent, de RSF, si a Londres y Washington les importa la libertad de prensa, Assange debe ser liberado.
Este miércoles marca quizá el momento más importante en el caso de Julian Assange. Del 27 al 28 de octubre de 2021, el Tribunal Superior de Londres examina la apelación estadounidense contra la decisión de enero de no extraditar a Assange a Estados Unidos, donde enfrentaría 18 cargos, que podrían significarle pasar el resto de su vida en prisión; y todo por haber publicado información de interés público.
Washington puede apelar por cinco motivos específicos, tras la decisión del Tribunal Superior de ampliar el alcance de la apelación, tomada en una audiencia preliminar del 11 de agosto. Ahora, tienen cabida los intentos del Gobierno de EE.UU. de desacreditar a un testigo clave que declaró sobre el estado de salud mental de Assange, así como también otros asuntos más técnicos.
Mi organización, Reporteros sin Fronteras (RSF), aplaudió la decisión de denegar la extradición, pero criticó el fondo del fallo, que se basó únicamente en razonas de salud mental. Compartimos la seria preocupación por la salud mental de Assange y, por eso, hemos declarado que su extradición es posiblemente una cuestión de vida o muerte.
Sin embargo, la corte no adoptó una postura firme a favor del periodismo y la libertad de prensa, y tememos que eso deje la puerta abierta a futuras persecuciones similares contra editores, periodistas y sus fuentes.
Contribución al periodismo
Creemos plenamenteque Assange es perseguido por la contribución que hizo al periodismo, pues la publicación en Wikileaks de miles de documentos clasificados -la base de los cargos estadounidenses- entregó una amplia información de interés público a los medios de comunicación de todo el mundo, exponiendo crímenes de guerra y violaciones de derechos humanos.
Seguimos exhortando a retirar los cargos contra Julian Assange, a liberarlo de inmediato y, por supuesto, a no extraditarlo a Estados Unidos. La extradición y enjuiciamiento de Julian Assange tendría graves implicaciones de largo alcance para el periodismo y la libertad de prensa en el mundo entero; y ese impacto, simplemente, no puede ser subestimado.
RSF es la única ONG que ha monitoreado íntegramente el proceso de extradición hasta la fecha, pero eso no ha sido fácil, debido a las severas restricciones impuestas por la corte a los observadores.
Esperábamos, una vez más, estar presentes en la corte para presenciar la histórica audiencia de apelación, y analizar y reportar sus alternativas. Sin embargo, hasta la mañana misma de la audiencia, seguíamos luchando por tener acceso a la corte.
Esto, por desgracia, ha sido habitual en un caso en el que, como he dicho repetidamente, nada es normal.
Durante el procedimiento de primera instancia -cuya decisión se dictó en una audiencia celebrada el 4 de enero-, el juez de distrito se negó a reconocer a los observadores profesionales de las ONG un papel diferente al del público.
Eso nos obligó a luchar por los escasos sitios en la tribuna del público, lo que implicó hacer cola durante varias horas cada mañana, para poder entrar en el tribunal. Además, hubo una serie de problemas absurdos que afectaron nuestra capacidad de monitoreo: desde la reserva de asientos adicionales para misteriosas personalidades que nunca aparecieron, hasta el desperfecto de un sistema eléctrico que dificultó incluso escuchar los alegatos.
Restricciones en cortes británicas
A pesar de las restricciones por la pandemia de COVID, se me permitió entrar a la corte en Malta para observar procedimientos relacionados con el asesinato de Daphne Caruana Galizia. Y, en Turquía, para monitorear el juicio por el asesinato del columnista saudita Jamal Khashoggi. Sin restricciones al acceso.
Solo en el Reino Unido hemos enfrentado tan amplios y constantes obstáculos a la observación; una experiencia compartida por colegas de las oficinas de otros países involucrados también en nuestros esfuerzos de monitoreo.
Estos problemas de acceso, junto con el hecho de que se mantenga detenido a Assange en la prisión de alta seguridad de Belmarsh, en Londres, solo porque EE. UU. apeló, no hacen más que empañar la reputación internacional del Reino Unido.
Si el Gobierno del Reino Unido toma en serio su compromiso declarado de defender la libertad de los medios de comunicación en todo el mundo, debería predicar con el ejemplo, cosa en la que está fallando estrepitosamente en este caso.
Modelos de la libertad de prensa en entredicho
La prosecución del caso contra Julian Assange también es un lastre para Washington, en momentos en que el Gobierno de Joe Biden reclama activamente para Estados Unidos el papel de líder internacional en materia de derechos humanos y libertad de expresión.
RSF se sumó recientemente a una coalición de 25 organizaciones defensoras de la libertad de prensa, las libertades civiles y los derechos humanos, en un nuevo llamado al Departamento de Justicia estadounidense para que retire los cargos y cierre el caso de una vez por todas.
Tenemos la esperanza de que la audiencia de esta semana sirva para poner fin a la persecución de más de una década contra Julian Assange, y evitar que se lo siga perjudicando, no solo a él, sino también al periodismo y a la libertad de prensa en todo el mundo.
Porque, mientras esto continúe, se estará mandando, a todos aquellos que desean silenciar la información crítica en el mundo, una clara y dañina señal de que los países que son vistos como modelo también son capaces de semejantes actos. Ya es hora de terminar con esta parodia.
Rebecca Vincent es directora de campañas internationales de Reporteros sin Fronteras (RSF).
(ers/rml)
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