Alex Quiñones tuvo que dejar por dos años su entrenamiento y las pistas para trabajar como albañil en Esmeraldas, porque no había un gobierno ni un mecenas que lo ayude.
Asesinato de Álex Quiñónez: el día en que el atleta le contó a BBC Mundo la emoción de su primera final olímpica (y cómo fue competir contra Usain Bolt)
- Redacción*
- BBC News Mundo
Ecuador y el mundo del deporte están de luto tras el asesinato del velocista Álex Quiñónez el pasado viernes en Guayaquil.
Miles de personas acudieron para rendirle homenaje durante las exequias celebradas este fin de semana en el estadio Folke Anderson de su ciudad natal, Esmeraldas, al noroeste del país.
Quiñónez alcanzó el tercer lugar en la prueba de 200 metros planos del Mundial de Atletismo en Doha, Qatar, en 2019 y era reconocido como el velocista más importante en la historia de Ecuador.
Años antes de ese tercer puesto, BBC Mundo le entrevistó durante los Juegos Olímpicos de Londres de 2012.
Recuperamos un extracto de ese artículo en que Quiñónez contó el orgullo y los nervios de representar a su país en este prestigioso evento deportivo.
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Álex Quiñónez no se llevó ninguna medalla a Ecuador, pero protagonizó una hazaña en Londres 2012: compitió contra siete de los hombres más veloces del planeta en la final de los 200 metros planos, carrera en la que Usain Bolt se catapultó en el panteón de las leyendas olímpicas.
Eran las primeras Olimpiadas de Quiñónez y confesó a BBC Mundo que "estaba muy nervioso".
"No pensé en llegar tan lejos, en llegar a la final y en estar entre los ocho mejores del mundo".
En la ronda clasificatoria, el atleta había conseguido el mejor tiempo en su prueba al detener el cronómetro en 20,28 segundos.
Esa actuación le dio el boleto a la semifinal, donde corrió en el carril que estaba al lado de Bolt.
¿Qué sentiste al tenerlo tan cerca? le preguntamos.
"Uno podría sentir temor, pero yo estaba más intranquilo por la gente que me miraba en el estadio y en Ecuador y por lo que iba a ser mi desenvolvimiento en ese momento que por tenerlo cerca. Realmente no estaba nervioso porque fuera a correr contra él o por tenerlo al lado".
"Él es un ser humano como yo, tiene las mismas cosas que tengo yo y todo lo que puede hacer él lo puede hacer cualquiera", señaló.
"Cuando estás ahí piensas: 'Sé que es el mejor del mundo porque tiene un gran don, que lo sabe aprovechar y desarrollar muy bien'. Pero con respecto a él, me sentí normal, yo realmente estaba nervioso por lo que dirían de mi desempeño, especialmente la gente que me ha apoyado".
"Cuando me dijeron que había pasado a la final, no lo creí"
En aquella semifinal, el ecuatoriano llegó tercero. Bolt y el sudafricano Anaso Jobodwana llegaron de primero y segundo respectivamente.
El reglamento olímpico establece que los dos ganadores de cada una de las semifinales que se disputan pasan a la final.
Sin embargo, Quiñónez también pudo disputarla al conseguir el octavo mejor tiempo de las tres semifinales de prueba.
"Cuando me dijeron que había pasado a la final, no lo creí. Mi mamá me llamó y me dijo: 'Vamos adelante, todo se puede'. Hablé con mi abuela y me dijo que me arrodillara, que me tranquilizara, que mañana sería otro día y que ya había pasado lo más duro", recordó.
En la final, Quiñónez fue ubicado en el tercer carril de la pista, al lado del jamaiquino Yohan Blake, quien venía de conquistar la medalla de plata en los 100 metros planos.
"Recuerdo que estaba muy nervioso. Sentía miedo. Pero no le tenía temor a él o a ellos, tenía miedo por la gente que me estaba viendo".
"Cuando entras al estadio, ves mucha gente por todos lados. Todo el mundo te está mirando. Te preguntas: '¿Qué hago? ¿Salgo corriendo? ¿Me voy?' y dices: 'Dios Ayúdame.' Te pones a pensar en mil cosas y no sabes cómo resolverlas en ese instante", indicó.
"Pero poco a poco, cuando empiezas a correr, piensas en que sí se puede. Todo el mundo puede llegar ahí. Le metí todas las ganas del mundo, le metí todo lo que tenía. Sentí que iba corriendo al lado de toda la gente que me ha apoyado, sentí que me decían al oído: 'Corre, corre'".
Su experiencia en la final
Quiñónez recordó el silencio casi absoluto de los segundos previos al pistoletazo de partida de su carrera en la final.
"En ese momento es cuando te dan más nervios", dijo.
"Minutos antes, escuchas todo el ruido, toda la bulla, pero cuando no oyes nada y estás en la salida esperando el pistoletazo, sientes toda la tensión".
"Comencé a pensar en que lo tenía que hacer por mi mamá. 'Tengo que quedar bien. Diosito ayúdame, ayúdame', me dije".
"Nunca había tenido tanto miedo en una carrera como el que sentí en esa. Es la carrera más dura que he tenido porque ahí sentí una presión muy fuerte, sentí algo que no sé cómo explicar. Sentí la angustia de estar ahí y de querer llegar en un buen puesto pero de no poder hacerlo".
Quiñónez le explicó entonces a BBC Mundo su fórmula para enfrentar el nerviosismo de los segundos previos a la alargada.
"Me puse a pensar en lo que me dijo mi entrenador en la fase clasificatoria y en la semifinal: 'Entra ahí y piensa que estás corriendo solo, que no hay nadie'. Cada vez que corría cerraba los ojos y pensaba: 'No hay nadie, no hay nadie. Yo puedo'. Pero creo que empecé tarde a hacer eso".
"Quería hacer sentir bien a los ecuatorianos"
"De tanto pensar, todo me salió mal. Salí muy lento y de los nervios que tenía no pude demostrar todo mi potencial. Pensé que en la final iba a tener una mejor marca, pero de lo nervioso que estaba, no me pude desenvolver bien".
Le preguntamos al velocista ecuatoriano si había conversado con sus contendores antes de la histórica carrera.
"No hablé con ellos. Sólo escuchaba que conversaban entre ellos y que se reían. Pensaba: '¿Qué estarán diciendo? No les entiendo'. Pero me di cuenta que cuando estábamos calentando, ellos también estaban nerviosos: Blake, Bolt, el estadounidense (Wallace Spearmon), el francés (Cristopher Lemaitre), todos estábamos nerviosos".
"Ahí me dije: si él (Bolt) que es el mejor del mundo está nervioso, imagínate como estaré yo que es mi primer Olimpiada y que es la primera vez que competía contra él (…) Yo lo había visto por televisión, pero nunca había competido contra él".
De acuerdo con Quiñónez, poco antes de la final, Bolt les deseó buena suerte a todos y les deseó que hicieran una buena carrera.
"Yo estaba emocionado y asustado al mismo tiempo. Quería hacer sentir bien a los ecuatorianos, al menos por un rato. Les quería dar una medalla. Di lo mejor de mí por conseguirla, pero no pude. Ojalá que Ecuador esté feliz por mi participación".
Lecciones
Luego el atleta nos contó las lecciones que le dejaron esas Olimpiadas.
"Ya tuve la experiencia, ya sé con quién voy a competir. Siento que antes de venir a Londres, me hicieron falta más competencias internacionales. Por ejemplo, haber venido aquí, a Europa, a rozarme con atletas más fuertes. Me di cuenta cuán importante es competir en el exterior para conocer a otros atletas y para realmente poner a prueba mi nivel".
Quiñónez, quien por "falta de dinero" tuvo que retirarse del atletismo por dos años y desempeñarse en la albañilería, cumplió su sueño de competir en unos Juegos Olímpicos.
"Me llevo la experiencia hermosa de haber competido, de ver que muchos ecuatorianos me saludan con cariño y que se quieren tomar una foto conmigo. Yo les agradezco su apoyo".
*Esta entrevista fue realizada por la periodista de BBC Mundo Margarita Rodríguez. El artículo original fue publicado como parte de nuestra cobertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Puedes visitarlo haciendo clic aquí.
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