Ecuador se ha convertido en la prueba evidente de que en América Latina, los traidores, mentirosos, picaros, corruptos abundan y llegan a ser gobierno y son los dueños del poder.
Este país, es la prueba contundente de que en América Latina, la inteligencia, honestidad, honradez, lealtad, calidad humana, fue siempre una casualidad, no la normalidad. Esto ya lo denunció Donald y fue la justificación para construir su muro o expulsar a miles de hispanos, como una medida para que Estados Unidos no se contamine, con ese Frankenstein, que fabricaron los gringos al Sur del Rio Grande, uno de cuyos mejores ejemplos es Lenin Moreno, el títere de Trump en la presidencia de Ecuador.
Los mecanismo para fabricar estos peligrosos delincuentes, que tras devastar sus países, por lo general se esconden en Panamá, Miami o Europa, tiene 500 años de historia.
Cuando en nuestros países se hace lo correcto, esto despierta una cerrada oposición, si se hace lo incorrecto, admiración. La traición, el robo, el engaño, es considerado algo que lo hacen los inteligentes.
Los candidatos a presidente, vicepresidente, asambleístas, alcaldes, prefectos, tienen que maquillar lo repugnante que tengan y lo hacen mediante la publicidad, el cuento, o la mentira contada como publicidad, repetida por medios, los militantes, los impresos, o los contenidos electrónicos.
Lo más importante es ganar la elección, sin importar cómo, disfrazar los defectos, o incorrecciones de los candidatos, tapar las cuestiones inconvenientes. La fealdad volverla un atractivo, la estupidez una travesura, un inocente suceso, así es como Moreno y los candidatos de Alianza País en el 2017 engañaron primero a Correa y luego a todos los ecuatorianos.
Curiosamente la elecciones producen milagros. El solo hecho de ser candidato el fulano ya es mejor paisano que el resto, como si la mano de Dios lo convirtiera.
Pero ser candidato es sólo ocupar una tribuna para llegar a un cargo publico, donde se desmiente toda la publicidad. Entonces el candidato ganador se da con la piedra del tiempo en los dientes, que termina con su popularidad y nos muestras el horrible esqueleto del mentiroso, traidor, y cobarde, oportunista, que por lo general no se cura de su brutalidad y vuelven a ser candidatos y a lo mejor vuelven a ser elegidos, cuando los países son países de pobres, analfabetos, o de fanáticos racistas
Los ganadores de las elecciones gritan a voz en cuello, que son el pueblo, pero en realidad son las victimas de sus propias mentiras y miedos. Que gane el mejor en la política no es lo usual. Ganan los que tienen mas dinero, mas publicidad, mas seguidores, pero los seguidores pueden ser humanos convertidos en estúpidos, como fueron los seguidores de Calígula, Napoleón, Hitler, Mussolini, Franco, Stalin o Mao, imitados por nuestros candidatos, dictadores e incluso presidentes, En todos hubo un factor común, la reunión de multitudes y su eufórico delirio. Calígula usaba en Circo y el Hipódromo, Napoleón los desfiles militares que Hitler, Mussolini, Franco, las grandes concentraciones de sus milicias y militantes. Stalin, Fidel o Maduro los desfiles militares y las marchas de obreros uniformados, y Perón, Correa, Lula. Evo. y Trump en las grandes concentraciones de simpatizantes y de su burocracia., Pero lo más importante no era hacer la concentración, sino hacer publicidad de ella, mostrar el delirio de las masas, para eso, Napoleón usó la prensa, y desde el siglo XX, la radio, el cine, la televisión y ahora la internet sirven para hacer creer que el candidato es un ser iluminado, un regalo de dios, el mejor fruto del pueblo, un liberador, un sentimiento, una idea, algo inmaterial. que nos llena de esperanza de fe, nos da animo. Y es que en los momentos como los que vivimos, de una pandemia y crisis económica, los profetas abunda, y cualquiera de los 17 ofrecidos, que quieren ser presidentes y salvadores de la Patria, son Adonis que se enamoran de su propia imagen.
Ser inteligente, ser honesto, ser leal, ser preparado, ser coherente, ser valiente en la política no es lo usual lo común. En nuestra la política ser un bastardo, un traidor, un mentiroso compulsivo . un cobarde, que teme al pueblo que lo eligió, mas que al covid 2, que sólo puede respirar y dormir cuando muchos militares y policías lo custodian en el palacio de gobierno.
En América Latina el político sueña hacer leyes y hacer cumplir las leyes, hechas a a su medida y capricho, para con ellas fabricar perseguidos, pobres y delincuentes, a los 'primeros los necesita para hacerse temer, los pobres para que lo adoren y los delincuentes para mostrar su leales y temidos soldados y policías.
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