Este es, a no dudarlo la peor Navidad que hayamos tenido los ecuatorianos en nuestra historia. Miles de familias hemos visto partir por la pandemia a seres queridos, otros miles vemos a nuestros hijos buscar porvenir fuera de este país, que al igual que Venezuela y otros países latinoamericanos, ya no pueden ofrecer futuro a los jóvenes ni a los profesionales calificados.
Esto se debe a que por 500 años aprendimos a ser una especie humana inferior. Pero nuestra inferioridad no está en nuestras cualidades personales, que como millones de emigrantes lo demuestran, son personas capaces y con porvenir fuera de Ecuador. Nuestra inferioridad está en que los malos, los bastardos, los traidores, los mentirosos, los cobardes, los discapacitados física, moral y mentalmente, se convirtieron en poder, con Lenín Moreno como evidencia. Esto fue posible porque los partidos políticos, empezando por Alianza País, hasta el CREO, MPD, o PACAHCUTEC se convirtieron en guarida de alimañas. Tenemos un sistema de gobierno en que los partidos políticos ponen presidentes, asambleístas, alcaldes, prefectos, concejales y concejeros, y estos representantes de la voluntad popular, ponen autoridades, crean leyes, instituciones, servicios públicos, se reparten la riqueza, el poder, la información y los conocimientos con sus secuaces. Son 200 años de practicar esta democracia representativa, que ha convertido a países enteros como Ecuador, en nidos de pobreza, violencia, crueldad, y todo lo malo que la mente humana puede imaginar. América fue el inventor de este modelo de gobierno pero solo ha tenido éxito en Estados Unidos. El capitalismo o el socialismo de Venezuela, y el comunismo de Cuba, no han tenido la capacidad de enfrentar las guerras contra Estados Unidos y derrotarlo en un tiempo razonable. Llevamos décadas en que esta guerra contra USA, nos ha devastado. El precio ha sido la libertad, el desabastecimiento, la precariedad el retraso en todos los aspectos.Para los que hemos sufrido bajo gobiernos infames, que nos han quitado el derecho al trabajo, que han jugado con nuestras vidas y las vidas de nuestros hijos, que han usado el poder para beneficio propio, o de unos pocos, esta dolorosa Navidad, en que nos sabemos inútiles, incapaces, indignos dentro de nuestras propias casas, que nos preguntamos por qué no fui capaz de burlar la ley que beneficia a los que me oprimen y me perjudica a diario, de enfrentar a bala con los abusivos y atreverme a vivir de pie, en lugar de lamentarme de rodillas. Pero este 24 de Diciembre, me atrevo a celebrar el mes 45 de mi resistencia al peor gobierno de la historia de Ecuador. Estos 45 meses aprendí a reconocer a los bastardos, a los que se equivocaron y nos botaron a los leones en este coliseo llamado Ecuador, a los que a diario se atreven a mostrarse en las pantallas, pero temen caminar por la calle . En estos meses he podido entender porque el peor trabajo que existe en Ecuador es el de presidente, como lo prueban Rafael Correa a quien lo han perseguido por hacer el bien, o Lenin Moreno a quien se le desea que en paz descanse y a fuego lento goce en el infierno, que es el lugar en la memoria humana, que como una luz nos revela la horrible cara de los que han sido lo peor para sus semejantes. Ser presidente en cualquier otro país del mundo desarrollado es un honor, pero en este mundo de la intriga y la traición , ser presidente es vergüenza. El drama de Ecuador golpea a nuestros descendientes, que tienen que escapar de aquí, o vivir a escondidas. Es una lacra el familiar cercano que llega a ser gobernante o autoridad. Es que 500 años pesan en Ecuador y América Latina, como un lastre, una tara genética que no nos permite reconocer a lo mejor de nosotros. Hemos aprendido a postrarnos ante a los malditos, conquistadores, piratas, colonos, transnacionales, y arribistas. Estamos en un mundo siniestro en que, creemos que el peor de nosotros, es el que puede dirigirnos. 500 años nos quitaron la memoria y la consciencia, la capacidad de reconocer lo mejor en otros y a los peores, a los que nos oprimen y oprimido. Cuando descubrimos que otro ecuatoriano o latinoamericano es mejor que nosotros, en lugar de seguirlo, entenderlo, aprender de él, imitarlo, cuidarlo, lo queremos destruir, y para eso tenemos la prensa, las cortes, las redes sociales, el rumor, la religión y el arma más infame desde la conquista española: LA TRAICIÓN. Entonces, luego de practicar esto con nuestros hermanos, parientes, vecinos, vemos con horror que nuestros hijos tiene que pasar por la misma suerte en aquel lugar donde le pueden destruir, arrebatar derechos, amores o bienes, dignidad o buen nombre. Los que nacen en Ecuador son humanos expuestos a lo peor. Millones de nuestros hijos y parientes emigrantes dicen que Ecuador, el país más rico del mundo por Km2, es pobre en calidad humana y que es necesario escapar de él para vivir con un poco de dignidad, porque si te quedas aquí, serás víctima de los malos gobiernos y de los pendejos que votan y vuelven a ser tontos en cada elección, por cultura, tradición y por la modorra que envuelve sus vidas..
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